Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 305
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Capítulo 305:
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Cuando Stella terminó de explicar, Paul fue el primero en aplaudir. «Excelente sugerencia. Este es exactamente el tipo de visión de futuro que necesitamos. Empecemos a desarrollar esta idea hasta convertirla en una propuesta completa. Espero que el resto de vosotros podáis aprender de la iniciativa de Sylvia: este es el nivel que espero de todos vosotros en el futuro».
La reunión terminó pronto y el equipo comenzó a salir de la sala. Sandra estaba radiante. «Sylvia, eres un genio. Te lo juro, a mí nunca se me habría ocurrido algo así. ¡Ni aunque tuviera cien años para pensarlo!».
Stella le dedicó una sonrisa modesta. «La verdad es que se me ocurrió mientras hablábamos».
Pero antes de que el ambiente se volviera demasiado alegre, Jamir planteó de repente una preocupación. «He oído que uno de los equipos contra los que competiremos está dirigido por el antiguo rival del Sr. Hoffman. Se dice que son nuestros rivales más duros. ¿Y si acaban eligiendo un tema similar?».
Todos se quedaron en silencio durante un segundo, asimilando el peso de las palabras de Jamir.
—No lo creo —dijo Elbert finalmente—. Hay innumerables temas por ahí, y la idea de Sylvia era bastante original. Aunque haya un pequeño solapamiento, no es como si fuéramos a hacer lo mismo.
Era poco habitual que diferentes equipos acabaran con el mismo concepto, por lo que la mayoría pensó que Jamir solo estaba siendo demasiado precavido.
«Y, sinceramente, aunque haya algún solapamiento, tenemos a Sylvia. Nadie va a desmontar las cosas o ir tan lejos como ella. Si alguien debería estar nervioso, son los otros equipos».
«¡Exacto! La última vez solo ganaron porque Sylvia no estaba. Este año las cosas son diferentes. Vamos a por el primer puesto».
Elbert le dio una palmada tranquilizadora en el hombro a Stella y le dijo con calidez: «Sylvia, creemos en ti. Si necesitas algo del equipo, solo tienes que decirlo y te apoyaremos hasta el final».
Conmovida por su apoyo, Stella sonrió agradecida. —Gracias a todos. Haré todo lo posible por no defraudaros.
Dicho esto, se unió al resto del equipo, que se dirigía al laboratorio con risas y conversaciones animadas.
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Ninguno de ellos se fijó en Cecelia, que estaba en un rincón, con una taza de café en la mano, escuchando en silencio y con la mirada fija en la figura de Stella, que se alejaba.
Desde aquel desastroso incidente con Allen, Cecelia había sido despojada de sus responsabilidades y relegada a tareas de bajo nivel, como ir a por café, hacer recados e imprimir documentos. Ya no se le permitía acercarse a ningún proyecto importante. Le habían quitado todo a lo que antes tenía acceso. Ni siquiera podía poner un pie en el laboratorio en el que solía trabajar.
Por mucho que lo intentara o por muchos años que dedicara, estaba claro que su antiguo puesto ya estaba fuera de su alcance.
Apretó la taza de café con fuerza, hasta que se le pusieron blancos los nudillos, mientras veía a Stella y a los demás alejarse riendo como si no tuvieran ninguna preocupación en el mundo. Ese sonido, tan despreocupado, le dolía en los oídos.
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