Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 300
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Capítulo 300:
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Céline abrió la caja y sus ojos se iluminaron al ver un delicado collar elaborado con perlas de concha rara. «¡Oh, Dios mío, me encanta este collar! Sra. Gilbert, qué detalle».
«¿Cómo sabías que siempre me ha gustado este tipo de joyas?»
«Me alegro mucho de que te guste», dijo Stella, con un tono tan suave como su sonrisa.
Céline se colocó el collar alrededor del cuello, sinceramente conmovida. Aunque las perlas de caracol no eran excesivamente caras, eran poco comunes y distintivas. El regalo no tenía que ver con el precio, sino que demostraba que Stella se había tomado la molestia de conocer sus preferencias. La mayoría de los socios comerciales hacían regalos genéricos; pocos eran tan detallistas. La impresión que le había causado Stella se hizo aún más fuerte.
—Una cosa más —dijo Céline, con una calidez ahora inconfundible—. Voy a asignar una nueva miembro a este proyecto. Me gustaría presentártela pronto. Significaría mucho para mí que la guiaras, no solo en el trabajo, sino también en otros ámbitos, si estás dispuesta.
—Sra. Mendoza, con la confianza que ha depositado en mí, no la defraudaré —prometió Stella, con tono enérgico pero firme.
En ese momento, unos golpes en la puerta rompieron el silencio de la oficina. La puerta se abrió, llamando la atención de Stella. Allí, de pie en la entrada, estaba Rebecca.
Stella se quedó paralizada por un instante. ¿Así que esa era la nueva miembro de Céline? Abrió los labios, sorprendida.
Rebecca se puso rígida al ver a Stella, y su compostura se desvaneció por un instante. Sin saber nada de su enredada historia, Céline supuso que se estaban viendo por primera vez y entró para romper el hielo. —Sra. Gilbert, esta es Rebecca Watson. Ella supervisará nuestra parte del proyecto. Rebecca, te presento a Sylvia Gilbert, de Nebula, nuestra jefa de proyecto. Espero que aprendas de su profesionalidad. ¿Entendido?
Los elogios de Céline hicieron que los ojos de Rebecca brillaran de envidia. Esbozó una sonrisa forzada. —Tía Céline, ¿seguro que no te has confundido? La Sra. Gilbert parece muy ocupada últimamente. ¿No salió anoche de fiesta con un grupo de chicos?
La acusación quedó flotando en el aire, haciendo que Céline dudara. Aunque había oído algunos rumores, su instinto le decía que Stella no era ese tipo de mujer. «Rebecca, ¿de dónde has sacado esa información?», preguntó Céline, con un tono de duda en la voz.
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Rebecca se mantuvo firme. «Solo digo la verdad. Lo vi con mis propios ojos anoche».
Céline vaciló, su confianza se tambaleó por un momento.
Desde un lado, Stella casi se ríe ante el espectáculo. —Señorita Watson, que yo recuerde, esta es solo la segunda vez que nos vemos. Somos prácticamente desconocidas, así que no entiendo por qué está tan ansiosa por manchar mi nombre. Si se trata de Shaun, está perdiendo el tiempo. Acaba de hacer una acusación muy grave, ¿puede respaldarla? Si no es así, lo que estás haciendo es difamación. No culpes a tus sentimientos por Shaun. Si te interesa, ve a por él, pero no recurras a estos trucos mezquinos».
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