Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 298
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Capítulo 298:
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Stella arqueó una ceja y apretó los labios. «Ya es hora de salir. Si me está pidiendo que haga horas extras, señor Briggs, tendrá que pagarme más».
Sin perder el ritmo, William respondió con frialdad: «El triple de la tarifa habitual por horas extras. ¿Cumple con sus expectativas?».
Por un momento, Stella se quedó sin palabras. No podía objetar una oferta tan generosa.
Desde el otro lado de la habitación, la voz de Shaun irrumpió, teñida de indignación. «Sr. Briggs, es hora de cenar. Incluso si quiere que la Sra. Gilbert trabaje hasta tarde, al menos debería dejarla comer. De lo contrario, la gente podría empezar a pensar que es usted una especie de tirano».
La mirada de William se posó en Shaun, reconociéndolo: recordaba a este hombre como el que había acompañado a Stella, borracha, de vuelta al instituto de investigación a altas horas de la noche.
William entrecerró los ojos y sintió una sutil opresión en el pecho al darse cuenta de que era la segunda vez que Stella se encontraba con Shaun.
¿Así que este era el tipo de hombre que le gustaba? Quizás su gusto no era tan refinado después de todo.
—Estoy hablando con mi empleada —declaró, con tono frío e inflexible—. Si la Sra. Gilbert tiene algún problema, puede hablar por sí misma. No le corresponde a usted decidir en su nombre.
Volviéndose hacia Stella, William suavizó su expresión lo justo para ocultar su impaciencia. —¿Prefieres comer antes de irnos?
A Stella se le había quitado el apetito por completo; la perspectiva de cenar le parecía más agotadora que apetecible. Lo único que quería ahora era escapar rápidamente de aquella reunión sofocante.
—No será necesario —respondió, firme y serena—. Si la empresa me necesita, debería volver enseguida.
Una sombra de decepción cruzó el rostro de Shaun cuando sus palabras acabaron con cualquier esperanza de quedarse.
Mientras William se dirigía hacia la puerta, dejando que Stella lo alcanzara, Shaun no pudo resistirse a lanzarle una pulla. —Señor Briggs, se da cuenta de que tratar así a una dama no es precisamente encantador, ¿verdad?
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William se detuvo, con un destello de diversión en los ojos. —Aun así, la señorita Gilbert se irá conmigo esta noche, ¿no?
Stella no tenía ni idea de por qué los dos habían empezado a discutir de repente; todo parecía tan inesperado. Aun así, le hizo un gesto de cortesía a Shaun antes de darse la vuelta para marcharse.
En cuanto entró en el coche y cerró la puerta, William le lanzó una mirada de reojo. —¿En serio? ¿Tan desesperada estás por encontrar un hombre que tienes que cenar rodeada de tipos como esos? Si vas a buscar, al menos pon el listón un poco más alto. No te tires a todos los hombres que se mueven.
Stella se dio cuenta de que la estaba provocando a propósito. Pero había llegado al límite.
—Sí, estoy de humor para salir con alguien —replicó—. Es completamente normal. Con quién elijo pasar mi tiempo no tiene nada que ver contigo, señor Briggs.
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