Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 284
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Capítulo 284:
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Y algo en el rostro de Doreen le trajo un recuerdo a Stella: estaba segura de que se habían cruzado antes.
—Entonces… ¿puedo llamarte Sylvia? Y, ¿estás con el Sr. Briggs? —insistió Doreen, con tono desenfadado, pero su pregunta tocó un punto sensible.
La franqueza hizo que Stella se pusiera a la defensiva y abrió la boca para rechazar la idea, pero Doreen la interrumpió antes de que pudiera hablar. —Oh, no me malinterpretes, Stella, no quería decir nada. ¡De verdad, tú y el Sr. Briggs hacéis una pareja fantástica!».
Mientras Doreen gesticulaba con su copa de champán, su emoción pudo más que ella. La copa se inclinó y salpicó el vestido de Stella con champán frío. «¡Oh, Dios mío, Sylvia, lo siento mucho! ¡No quería que pasara!».
Jadeando, Doreen dejó la copa con un estruendo y le arrebató una servilleta a un camarero que pasaba por allí.
—¡Ha sido culpa mía! No pensé que se iba a volcar. ¡Déjame limpiarlo! —El pánico se reflejó en sus ojos mientras frotaba frenéticamente la mancha.
Stella instintivamente dio un paso atrás y levantó una mano para apartarla suavemente. —De verdad, no es nada. Solo una salpicadura, no te preocupes.
Su intercambio llamó rápidamente la atención de William. Se acercó con paso firme, mirando alternativamente el rostro sonrojado de Doreen y el vestido de Stella.
—¿Qué pasa aquí? —preguntó con tono preocupado.
Stella se volvió hacia él y dejó escapar un suspiro de resignación. —No es nada grave, solo un poco de champán derramado. No pasa nada.
Doreen volvió a inclinar la cabeza en otra ráfaga de disculpas. —Lo siento mucho, Sylvia. Por favor, no se lo digas a mi supervisora, si se entera, podría perder parte de mi sueldo. Después del banquete, me aseguraré de que tu vestido quede impecable».
Stella no estaba enfadada con ella en primer lugar.
Estaba más desconcertada por la nerviosa culpa de Doreen que por cualquier otra cosa.
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Nerviosa, Doreen lanzó una mirada suplicante a William. —Señor Briggs, le juro que no era mi intención manchar el vestido de su novia. Por favor, no se enfade. Me he dado cuenta de que esta noche llevan accesorios a juego. Solo déme un poco de tiempo y me aseguraré de que el vestido de Sylvia quede como nuevo.
Stella frunció el ceño, confundida. ¿Desde cuándo ella y William eran pareja?
William se quedó detrás de ella, con la mirada helada fija en Doreen.
Un temblor recorrió a Doreen, que apartó la mirada como si la hubieran pillada in fraganti.
La mirada de William contenía una amenaza silenciosa, lo suficientemente aguda como para derribar sus defensas. Era como si pudiera ver a través de ella, exponiendo cada uno de sus pensamientos ocultos.
—¿Así que es la primera vez que os veis y ya ha conseguido empaparte de champán? —preguntó William, con voz suave pero teñida de sospecha.
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