Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 272
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Capítulo 272:
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Marc asintió sin dudarlo. «Me quedaré con todo lo que tengas. No hace falta que sirvas a nadie más esta noche, quédate aquí y sírvenos a nosotros».
Doreen sonrió encantada y asintió con gratitud mientras colocaba con cuidado cada botella en la mesa de Marc, una tras otra.
Después de ver a Marc lanzar el anillo y acercarse inmediatamente a la camarera, Stella perdió el interés. Se dio la vuelta y empezó a charlar con Sharon.
—Stel, ese tipo es increíble —murmuró Sharon—. ¿Te está siguiendo o qué? Es como si apareciera dondequiera que vas.
Stella esbozó una leve sonrisa y dijo con ligereza: —Haz como si no existiera.
A lo largo de los años, había visto lo suficiente como para saber que Marc era un actor nato, siempre actuando como el amante devoto cuando había público.
«Sinceramente, ¿es dramático o qué? Se perdió su vocación de actor», se burló Sharon. «De todos modos, esta noche el ambiente no es bueno. Vamos, te llevaré a un sitio más divertido, conoceremos gente nueva y quizá encuentres a alguien guapo.
Eres preciosa, Stel. ¡Encontrar un ligue divertido debería ser pan comido!».
Stella se rió y negó con la cabeza. «Gracias, pero eso no es para mí».
«¡Venga ya! Solo necesitas un poco de práctica», insistió Sharon. «¡Hay montones de chicos ahí fuera deseando conocer a alguien como tú!».
Sin esperar permiso, Sharon la agarró de la mano y la levantó de la silla. «¡Vamos! Necesitas cambiar de aires».
Stella suspiró, sintiendo que le empezaba a doler la cabeza. Pero Sharon era demasiado fuerte para resistirse, así que se dejó arrastrar por el bar.
«Mira allí… ¡qué guapo! ¡Ve a hablar con él!», le susurró Sharon emocionada.
Stella miró en la dirección que le indicaba Sharon. Solo podía ver la espalda del chico, pero incluso eso era suficiente para adivinar que no estaba mal.
Pero seguía sintiéndose incómoda. «No, gracias, Sharon. No estoy de humor para hombres, de verdad», murmuró Stella.
A Sharon no le importó lo más mínimo. Le dio un empujoncito a Stella, prácticamente empujándola hacia delante.
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Sin perder el ritmo, gritó: «¡Eh, guapo! ¡Mi amiga se muere por tener tu número!».
El chico se giró lentamente, respondiendo a la voz de Sharon.
«¿William?», se quedó paralizada Stella, con los ojos muy abiertos, incrédula. De entre toda la gente, ¿por qué él?
William esbozó una leve sonrisa, con una expresión divertida mientras la observaba. Las palabras de antes resonaban en su cabeza.
—Señorita Gilbert, ¿de verdad está tan desesperada por un hombre? Ah, no me extraña que anoche volvieras tambaleándote al dormitorio borracha. No me digas que ya lo has olvidado todo.
En cuanto oyó eso, Stella se tensó. Lo miró, sin saber cómo responder.
Sus pensamientos se agitaron. ¿A qué se refería exactamente?
¿Había pasado algo entre ellos?
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