Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 265
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Capítulo 265:
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Johnny reapareció del baño, apenas capaz de contener su agitación. —Tommy, ¿no te mueres por saber la verdad sobre lo que está explotando en Internet ahora mismo?
Una muerte en la mezcla no era un asunto trivial.
Tommy frunció el ceño. —Por supuesto que quiero saberlo, pero ¿has visto lo mucho que ha bebido Marc? Es imposible que nos dé respuestas claras esta noche.
Johnny soltó un suspiro de exasperación y se pasó los dedos por el pelo. —Y Stella, ¿qué pasa con ella? ¿De verdad está ahora con Shaun? La última vez que lo comprobé, estaba con William. ¿Está pasando de uno a otro?
Tommy solo pudo encogerse de hombros, resignado. —Quién sabe, tío. Pero cuando vuelvas a la mesa, ni se te ocurra mencionar a Stella. Créeme, esos dos no hacen buena pareja.
Dentro de la sala VIP, las risas y las bromas llenaban el aire mientras Stella, Sharon y Shaun pasaban el rato con juegos informales.
Después de unas cuantas rondas y más de unas cuantas copas, Stella empezó a sentir un ligero aturdimiento. Parpadeó, un poco inestable, y miró a su alrededor, solo para darse cuenta de que Sharon no estaba por ninguna parte.
Al notar la mirada inquieta de Stella, Shaun se levantó del sofá y se acercó a ella con una sonrisa torcida. —Pareces un poco ausente. ¿Quieres que te lleve a casa?
Stella asintió distraídamente. «Déjame ir al baño primero», murmuró.
Dentro, Stella se puso las manos bajo el grifo helado y dejó que el agua fría le picara en las mejillas, obligándose a respirar.
Un minuto a solas le calmó los nervios y, cuando finalmente salió, la neblina de su mente se había disipado.
Solo entonces vio el mensaje de Sharon, en el que le decía que ya se había ido.
Stella frunció el ceño. Sharon nunca se marchaba sin decir adiós, y menos después de una noche como esta. Algo no cuadraba. Intentó llamarla, pero el teléfono de Sharon pasó directamente al buzón de voz.
Cuando Stella salió del pasillo, su expresión se nubló con preocupación. Shaun captó el cambio en su estado de ánimo y le ofreció tranquilidad. «Solo ha bebido unos sorbos. No puede estar borracha».
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Una ola de alivio invadió a Stella cuando se deslizó en el coche que Shaun había pedido. El aire nocturno entraba por la ventana entreabierta, refrescándole las mejillas y sobrio en silencio.
Shaun se acomodó en el asiento trasero junto a ella, con una leve sonrisa en los labios. «Sinceramente, nunca pensé que volveríamos a encontrarnos después de que me mudara», reflexionó. «Aquella reunión en el extranjero fue inolvidable. Pensé que sería la última vez que te vería».
Sus palabras hicieron que Stella se detuviera. ¿En el extranjero?
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