Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 240
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Capítulo 240:
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Mientras el grupo charlaba, William se acercó por detrás. Su voz era suave, pero había en ella un tono juguetón que le resultaba familiar. «Enhorabuena por haber conseguido tus objetivos, señorita Gilbert».
Stella se volvió para mirarlo, todavía emocionada por todo lo que había pasado.
No podía negarlo: sin la ayuda de William, habría sido mucho más difícil conseguir información comprometedora sobre Cecelia y los demás. Quizás no era solo un hábil hombre de negocios, después de todo. Y quizás todas las comidas que le había preparado no habían sido en vano.
Ella arqueó una ceja, bromeando un poco. —Gracias a usted, Sr. Briggs. Sus habilidades son impresionantes, aquí en Choria y en Briset. Debo decir que estoy impresionada». Sus palabras eran sinceras, pero su tono tenía un matiz juguetón.
William soltó una risa ahogada. «Y yo que pensaba que me pagaría con algo más que un cumplido».
«¿Ah, sí? ¿Y qué quiere entonces?».
—Como mínimo… una cena. Es justo, ¿no? —Se acercó un poco más, lo justo para no llamar la atención, pero lo suficiente para despertar algo tácito entre ellos.
Sandra, que seguía agarrada al brazo de Stella, se rió y la sacudió ligeramente. —¡En serio, vosotros dos! El coqueteo es irreal. Es casi demasiado dulce.
William la miró, pero no dijo nada, solo se rió entre dientes.
Stella, por su parte, le lanzó una mirada a Sandra. —Deja de decir tonterías.
Sandra se volvió para mirar a su amiga, esperando ver una sonrisa nerviosa, pero Stella estaba muy seria. No se sonrojó ni se esquivó.
Aun así, había algo tácito en el aire entre ella y William. Puede que estos dos no fueran pareja… pero, de alguna manera, encajaban. Extrañamente bien.
Por fin había llegado el día de la conferencia académica. Stella apareció vestida de gala, con un aspecto muy profesional, elegante, serena y tranquila. Tomó asiento sin hacer ruido, con la mirada aguda tras las gafas sin montura y todo su porte irradiando una confianza tranquila.
Cuando tomó la palabra, sus preguntas fueron perspicaces y precisas. Sin florituras. Todo era sustancia.
Todo el evento se retransmitía en directo, lo que significaba que todo el mundo tenía que estar alerta. Un momento de torpeza, un descuido, y en cuestión de segundos estaría en Internet.
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De vuelta en la casa de los Walsh, Jazlyn estaba paralizada frente al televisor, con los ojos muy abiertos, incrédula. Allí estaba Stella, tranquila, perspicaz y profesional, con aspecto de intelectual con esas gafas sin montura. ¿Era realmente la misma Stella?
Jazlyn no entendía la mayor parte de la conferencia, pero reconocía las caras que aparecían en la pantalla. Eran personas que había visto en los titulares y en las páginas de las revistas de moda, nombres de primer nivel. El tipo de personas que movían los hilos entre bastidores.
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