Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 155
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Capítulo 155:
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«Mis juegos no son nada comparados con tu precisión para desmontar cosas».
Los dos intercambiaron comentarios burlones como si no hubiera nadie más presente, mientras los demás observaban en silencio, demasiado nerviosos para interrumpir.
—Estoy deseando ver lo que presenta tu grupo esta vez —dijo William con sincero interés.
Con tantos equipos compitiendo, tenía curiosidad por ver si el de ella llegaría a lo más alto.
—No te preocupes, nos aseguraremos de que merezca la pena —respondió Stella, rebosante de confianza.
Al ver ese brillo de confianza en su expresión, William no pudo evitar esbozar una leve sonrisa.
Conocía muy bien esa mirada. Cada vez que Stella tenía ese brillo en los ojos, se iluminaba como si fuera la dueña del lugar.
«Si eso es todo, deberías irte. Tenemos trabajo que hacer», añadió Stella mientras le daba la espalda.
William asintió con la cabeza y salió sin decir nada más. Toda la sala se quedó atónita. ¿Acababa Sylvia de decirle a William que se marchara? ¿Y él… realmente la había escuchado?
Una vez que estuvo fuera de su vista, Sandra se acercó con entusiasmo.
—¡Sylvia, tú y William parecéis muy unidos!
Sandra llevaba suficiente tiempo en el instituto como para haber oído los rumores: William era conocido por ser distante y difícil. Pero ¿la forma en que acababa de hablar con Sylvia? No encajaba en absoluto con su imagen habitual.
Antes de que Stella pudiera responder, Cecelia soltó una risa burlona desde su asiento.
—Ja. Parece que ahora no hace falta mucho para ganarse el cariño de William. Unas pocas palabras amables y, de repente, algunos se le pegan como cachorros perdidos. Patético.
No era difícil adivinar a quién se refería.
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Sandra arqueó una ceja, pensando que las palabras de Cecelia estaban fuera de lugar, pero antes de que pudiera decir nada, Stella la interrumpió con brusquedad, con la mirada penetrante.
—Solo las personas con mentes retorcidas leen demasiado entre líneas en una conversación normal. Quizás es porque así es como se ven a sí mismas.
Stella no era del tipo que perdía los estribos fácilmente; por lo general, se mantenía educada, incluso con desconocidos. Pero eso no significaba que se quedara callada mientras alguien intentaba pisotearla.
Al percibir la tensión creciente, Elbert intervino rápidamente.
—Muy bien, todos, vuelvan al trabajo.
Cerró la puerta del laboratorio y empezó a repartir tareas para que todo estuviera organizado y funcionara sin problemas.
A Stella le asignaron la verificación y el análisis de datos, una tarea crucial, aunque no tan exigente físicamente.
Como era de esperar, esto no le sentó bien a Cecelia.
—¿Por qué le toca la tarea más fácil? ¿Solo porque se ha acercado a William cree que puede elegir sus tareas? ¡Es un favoritismo descarado! ¿Y el resto de nosotros?
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