Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 128
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Capítulo 128:
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Haley no había imaginado que Marc la trataría así. En el extranjero, estaba rodeada de admiradores, pero aquí Marc actuaba como si ella fuera inferior a él.
La furia la invadió, haciendo que todo su cuerpo temblara.
Tenía que ser culpa de Stella. Debía de haberle llenado la cabeza de mentiras. ¿Por qué todo el mundo estaba tan fascinado con esa mujer? Incluso los empresarios más inaccesibles parecían incapaces de dejar de hablar de ella.
Haley se quedó rígida frente a la finca de los Walsh, con el rostro desencajado por la frustración.
Lo había intentado todo para alejar a Marc de Stella, y no estaba dispuesta a permitir que esa mujer siguiera envenenándole la vista. Marc le pertenecía. Solo a ella.
Haley sacó su teléfono y marcó un número. —Sí, es la hora. Haz lo que hemos hablado.
La respuesta que recibió la hizo sonreír, y colgó, claramente satisfecha.
Al principio, Haley había pensado en actuar con calma, pero si Stella insistía en buscar el desastre, no tenía sentido contenerse.
Después del trabajo, Stella se dejó caer en el asiento del conductor de su coche. Sacó el teléfono y abrió WhatsApp. Se le cortó la respiración. El chat de WhatsApp que había guardado con el nuevo número de Sharon parpadeó de repente: los obstinados cuadros grises finalmente se volvieron azules. Su ánimo se levantó al instante.
Hizo clic en el chat y escribió rápidamente: «¡Has tardado mucho! ¿Dónde te has metido estos días?».
Sharon Mitchell era su mejor amiga. Desde que se había unido a ese proyecto confidencial, Stella había perdido el contacto con Sharon. Incluso después de que el proyecto terminara, no había podido localizar a Sharon. Investigando un poco, descubrió que Sharon había cambiado de número y había abandonado todas sus cuentas en las redes sociales.
Durante más de dos semanas, había intentado volver a ponerse en contacto con Sharon.
Hoy, por fin, Sharon leyó sus mensajes.
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Una oleada de emoción la invadió.
Apareció el mensaje de Sharon: «Oh, nada importante. Cambié de número porque las llamadas fraudulentas se habían vuelto incontrolables y últimamente he estado muy ocupada, no vi tus mensajes».
Los dedos de Stella volaron sobre el teclado. «¿Quieres cenar esta noche?». No recordaba la última vez que se había cruzado con Sharon.
«Cenar es complicado, estoy ocupada esta tarde. Pero, ¿qué tal si vamos a un bar esta noche? ¡Me apetece divertirme un poco!», respondió Sharon.
Un emoji burlón bailaba al final de su mensaje, provocando una sonrisa en Stella.
Ese pequeño icono evocaba el rostro familiar y travieso de Sharon con tanta claridad como si estuviera allí mismo.
Después de cenar, Stella entró en el bar a las nueve en punto, justo a tiempo. Cálidas melodías country flotaban en el aire, dando al lugar un encanto acogedor que nunca se tornaba caótico.
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