Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 124
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Capítulo 124:
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En cambio, su mirada recorrió el departamento hasta posarse en una figura tranquila en un rincón.
Flora Brooks. De voz suave. Discreta. Apenas se la notaba en las reuniones de equipo. Pero Stella había hecho sus deberes. Flora había ganado varios premios de programación en la universidad. Sus informes analíticos eran precisos y su instinto, sólido.
Solo necesitaba que alguien se fijara en ella. Alguien que le diera una oportunidad. Así que Stella decidió darle esa oportunidad.
—Dado que la Sra. Myers no está segura —dijo Stella con voz tranquila—, quizá sea el momento de que alguien más dé un paso al frente. No podemos esperar que una sola persona lleve todo el departamento técnico.
Docie entrecerró los ojos. ¿Estaba eludiendo el problema? Quizás no era tan competente. Si no, ¿por qué iba a buscar a otra persona para arreglar el error?
El resto del equipo intercambió miradas de incertidumbre. ¿Quién más podría encargarse de ello?
No sabían cómo abordarlo.
Entonces Stella se giró y se dirigió hacia el escritorio de Flora. Se detuvo frente a ella, con un tono cálido pero directo. «Flora, ¿estarías dispuesta a encargarte de esto?».
Flora parpadeó sorprendida, atónita de que Stella la hubiera llamado a ella, precisamente a ella.
Nunca había sido el centro de atención en el departamento técnico. La mayoría de los días se sentía invisible.
«Señorita Gilbert, yo… no creo que pueda hacerlo», dijo nerviosa.
«Quizá otra persona sería más adecuada para esto».
Aunque Flora se pasaba las noches estudiando la tecnología de la empresa, seguía teniendo dudas. No estaba segura de tener lo necesario para triunfar.
Stella se limitó a negar con la cabeza y siguió adelante. «He revisado tu expediente. Tus habilidades son impresionantes, Flora. Confío en que puedes hacerlo. Olvídate del fracaso, lo importante es intentarlo. Este tipo de oportunidades no se presentan a menudo. ¿No quieres aprovecharla?».
Flora sintió que algo cambiaba en su interior al asimilar esas palabras.
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Definitivamente, no quería seguir siendo una empleada de poca monta para siempre. Todas las noches en vela, todo el esfuerzo… Estaba trabajando para conseguir algo más grande. Para que la vieran, para que la valoraran… Quizás este era su momento. Oportunidades como esta no se presentaban dos veces.
Respiró hondo y enderezó los hombros. —Sí, señora Gilbert. Lo intentaré.
La sonrisa de Stella se suavizó con calidez en cuanto oyó a Flora aceptar la tarea. —Estupendo. Si necesitas ayuda, solo tienes que pedirla. Tómate tu tiempo.
Flora se acercó al escritorio, se sentó frente al terminal y colocó los dedos sobre el teclado. Su expresión se endureció con la concentración.
Docie, que observaba desde unos pasos más atrás, levantó una ceja con incredulidad. ¿En serio? ¿Ella? Casi se echó a reír. Flora apenas hablaba en las reuniones. Era como el mobiliario de la oficina: siempre estaba allí, pero era fácil olvidarse de ella. ¿Qué habilidades podía tener?
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