Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 122
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Capítulo 122:
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Se acercó con confianza y dijo: «Buenos días. Soy Sylvia Gilbert y, a partir de hoy, seré la directora ejecutiva de Nebula».
La sala se quedó en silencio durante unos segundos. Entonces se oyó una voz aguda y fría. «No eres más que una directora que ha llegado de fuera. Todos los proyectos que has llevado a cabo te los ha encargado otra persona. ¿Qué te da derecho a ser nuestra directora ejecutiva?».
Stella se giró hacia la voz y se encontró frente a una mujer alta con un traje gris entallado: Docie Myers.
Reconoció el nombre. Aguda, ambiciosa y, por lo que recordaba, alguien con bastante influencia dentro de Nebula. Entonces, ¿a qué venía tanta hostilidad?
Docie miró a Stella con un desdén apenas disimulado.
No había venido a Nebula solo por una carrera. Había venido por William. Había trabajado duro, esperando que su dedicación la hiciera destacar, la acercara a él.
Pero ni siquiera había visto su sombra.
Y ahora, de la nada, esta mujer aparecía y ocupaba el puesto de directora general.
¿Por qué?
Docie miró a Stella, con irritación acumulándose bajo su pulida apariencia.
No sabía exactamente qué tipo de relación tenía esta mujer con William, pero ¿entrar así y ser nombrada directora general al instante?
Eso no era normal. Era imposible que fuera solo por negocios.
Stella, por su parte, le devolvió la mirada con calma, con una tranquila curiosidad en los ojos.
Desde que se había incorporado a Nebula, Stella apenas había tenido tiempo de interactuar con el equipo interno. Entre viajes de negocios, revisiones de contratos y reuniones consecutivas, aún no había establecido vínculos personales.
Todo lo que sabía de Docie Myers era que era inteligente y respetada, y que claramente tenía algo que demostrar.
Stella dio un paso adelante, con voz serena pero clara. —Sra. Myers, no sé qué le ha llevado a hacer ese comentario, pero me gustaría aclarar algunas cosas. —La miró directamente—. En primer lugar, no he conseguido este puesto gracias a ningún hombre. Todos los presentes han visto lo que he hecho por Nebula durante las últimas semanas.
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Hizo una pausa para que la verdad calara. —Segundo, sugiero que, como mujeres, dejemos de usar expresiones como «trepar por la cama de un hombre». Es vulgar. Y, francamente, es indigno de ustedes.
Su voz no tembló, pero había un tono firme y seguro en ella. Stella podía soportar que no le gustaran. ¿Pero que la redujeran a un adorno? Eso no lo toleraría.
No era la esposa de nadie, ni la ex de nadie, ni nada de nadie. Tenía su propio nombre y se aseguraría de que la gente lo usara.
Referirse a ella de cualquier otra manera sería una falta de respeto.
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