Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 1165
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Capítulo 1165:
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Marc asintió con la cabeza, con el corazón latiéndole con fuerza.
Volvió a su lado. Stella le agarró la mano, con una mirada de preocupación en el rostro. —He tenido una pesadilla muy larga —susurró—. Pero no consigo recordarla. ¿Qué ha dicho el médico? ¿Es grave?
Stella no entendía lo que estaba pasando. No tenía ni idea de por qué su mente se sentía tan vacía, tan frágil.
Marc le había dicho que había sido un accidente de coche causado por el exceso de trabajo, que había estado en coma durante más de dos años. Su mirada inocente y desprevenida lo traspasó, retorciéndole algo en lo más profundo de su pecho.
¿Podría ser esto… una segunda oportunidad?
¿Se habían respondido todas esas oraciones silenciosas que había susurrado en aquel pasillo vacío?
Sin embargo, una tormenta se desató en su interior. Este momento podría ser fugaz. Ella había olvidado a William… pero mañana, todo podría volver a su mente.
Y cuando lo hiciera, lo odiaría aún más.
El pronóstico del médico resonaba en la mente de Marc en un bucle implacable: tal vez nunca recuperara esos recuerdos. Cada palabra se grababa más profundamente en él.
Era el destino que le ofrecía una única y frágil oportunidad. Una oportunidad de permanecer al lado de Stella. Una oportunidad de ser el hombre que ella había creído que era.
Tras horas de tormento, con la moralidad gritando por un lado y el deseo desesperado por el otro, Marc finalmente tomó una decisión. El deseo ganó.
Se sentó junto a la cama de Stella y le apartó suavemente el pelo de la cara. —Tonta —murmuró con voz cálida y tierna—. Solo has tenido una pesadilla. Pero ya ha pasado. Estoy aquí. Estás a salvo.
Stella sonrió, reconfortada por su presencia, pero pronto frunció el ceño con preocupación. «Marc… ¿cuánto tiempo he estado inconsciente? ¿Hemos perdido la fecha de nuestra boda? ¿Cómo va la empresa?».
Su memoria se había congelado en el momento más feliz de su relación: los días previos a su boda. En aquel momento, Walsh Group acababa de empezar. Las patentes de Stella lo habían impulsado de la noche a la mañana.
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Pero la realidad ahora no se parecía en nada a eso. Walsh Group se había derrumbado.
Marc esbozó una sonrisa tranquila. «El negocio no despegó como esperábamos», admitió en voz baja. «Pero no pasa nada. Volveremos a empezar. Contigo a mi lado, nada es imposible».
Stella parpadeó, momentáneamente atónita. Sabía que su tecnología patentada había revolucionado el sector. Con una demanda tan alta, el fracaso no debería haber sido posible.
Pero ella había estado inconsciente… durante dos largos años.
La culpa la invadió como una marea.
Agarró la mano de Marc con firmeza. «Marc, ahora que estoy despierta, te ayudaré a reconstruirlo todo. Te lo prometo: volveremos a levantarnos».
Todo el cuerpo de Marc se tensó. Sus palabras le causaron una gran conmoción: la alegría brotó en su pecho, chocando con fuerza contra la culpa que había estado reprimiendo.
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