Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 1160
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1160:
🍙🍙 🍙 🍙 🍙
William lo estudió durante un largo rato, buscando su expresión. Finalmente, asintió con la cabeza.
Él mismo no podía pensar en un plan mejor.
Se separaron y desaparecieron entre las sombras del bosque.
Cuanto más se adentraba Marc, más pesado se volvía el aire, húmedo y con un ligero olor a descomposición.
Cada paso se hundía ligeramente en el suelo húmedo. Se movía en silencio, con los ojos alerta y los oídos atentos a cada susurro del viento.
De repente, algo en el suelo llamó su atención. Se agachó y apartó una capa de hojas caídas.
Debajo de ellas aparecieron unas huellas tenues, parcialmente cubiertas, pero dispuestas deliberadamente. Y allí, marcas de arrastre. Marcas profundas.
La expresión de Marc se endureció.
Si Stella había sido traída aquí sola, no debería haber tantas huellas. A menos que… estuvieran tendiendo una trampa. Con armas reales.
Su instinto le gritaba que había peligro. Sin dudarlo, se dio la vuelta y regresó hacia William.
—Hay huellas más adelante —dijo Marc rápidamente cuando lo vio—. De varias personas. Parecen recientes.
William apretó la mandíbula. —¿Estás seguro?
Marc asintió, con el rostro impasible. —Vamos a comprobarlo.
William no dudó. Avanzó entre los árboles, con las ramas crujiendo bajo sus pies. Su mente estaba fija en una sola cosa: encontrar a Stella.
Detrás de él, Marc redujo la marcha. Cuando William desapareció entre la espesura, Marc giró silenciosamente en dirección opuesta y se adentró en el bosque.
William llevaba casi diez minutos siguiendo el tenue rastro cuando una sombra emergió entre los árboles. Un hombre corpulento se interpuso en su camino, con una amplia y cruel sonrisa.
—Vaya, vaya… Sr. Briggs —dijo con vozarrón, mostrando una boca llena de dientes amarillentos—. He oído hablar mucho de usted.
Actualizaciones diarias desde ɴσνєʟα𝓼4ƒ𝒶𝓷.𝒸ø𝗺 sin censura
William entrecerró los ojos. El débil rugido del océano llegaba desde cerca: el acantilado no estaba lejos. El rítmico estruendo de las olas contra las rocas irregulares resonaba como un trueno lejano.
La sonrisa del hombre se amplió. —El señor Drake nos dijo que esperáramos aquí. Dijo que si no aparecía pronto, tendríamos que ir a buscarlo nosotros mismos.
La voz de William bajó varios tonos. —¿Dónde está Stella?
—¿La encantadora novia? —El hombre soltó una risa siniestra—. Tranquilo. La señorita Carter la está cuidando muy bien.
Levantó su arma, con los ojos brillantes de malicia. «En cuanto a usted… El señor Drake dijo que podíamos hacer lo que quisiéramos».
Al segundo siguiente, se desató el caos.
Los disparos rasgaron el aire, ensordecedores e implacables. William se lanzó detrás de un tronco caído, cuya corteza se astilló al pasar las balas. Eran demasiados, seis, quizá más. Cada disparo se acercaba más, obligándole a agacharse aún más en el suelo.
.
.
.