Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 1098
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Capítulo 1098:
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Ahora todo parecía diferente. Las mismas palabras que antes le hacían latir el corazón con fuerza ahora le sabían a mentira.
Una suave y amarga risa se le escapó. Sonaba extraña en la silenciosa habitación. Entonces llegaron las lágrimas, empapando la almohada hasta que dejó de intentar secárselas.
La puerta se abrió silenciosamente. Stella entró, con pasos suaves pero seguros.
Una mirada a Jasmine hizo que a Stella se le encogiera el pecho. Se acercó a la cama y le habló con voz suave. «¿Te duele algo? ¿Cómo tienes el hombro?».
Jasmine la miró parpadeando y negó ligeramente con la cabeza. «Estoy bien. Gracias».
Pero el dolor no estaba en su hombro, sino en algún lugar mucho más profundo.
Era la primera vez que dejaba entrar a alguien en su vida. La primera vez que creía en el amor tal y como lo describían en las películas. Y había terminado así.
Tras una larga pausa, Jasmine miró a Stella, con una voz apenas audible. «Señora Russell… ¿alguna vez la ha traicionado alguien?».
Stella se sentó en el borde de la cama. Sus ojos se suavizaron y luego se perdieron en algún lugar lejano. «Sí», dijo en voz baja. «Y no solo una vez».
Su tono era tranquilo, pero había una sombra detrás, como un lugar al que no solía acudir a menudo.
Jasmine entreabrió los labios. No se lo esperaba. Para ella, Stella parecía intocable, como alguien que siempre lo sabía todo. Pensaba que solo las mujeres como ella se dejaban engañar.
«¿Cómo lo superaste?», preguntó con cautela, temiendo haber ido demasiado lejos. «No tienes que contármelo si es demasiado personal».
Stella se quedó en silencio un momento, pensando. Luego dijo: «Recuerdas el dolor, pero dejas de culparte por ello. Cada traición te enseña algo. Duele, sí, pero también te hace más fuerte. Un día, te das cuenta de que te has convertido en alguien que ve a las personas con más claridad».
Stella nunca había idealizado el dolor, pero sí creía que podía enseñar algo a una persona, si esta se lo permitía.
Caer duele, sí, pero también hace que la gente tenga más cuidado al dar los siguientes pasos. Todo el mundo comete errores; lo que realmente importa es cómo se levantan después de caer.
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Jasmine pestañeó ligeramente antes de preguntar, con voz suave e insegura: «¿Fue… también por amor?». Recordó todos esos programas de televisión que predicaban el evangelio de la independencia, que decían a las mujeres que se centraran en sus carreras, que brillaran por sí mismas y que se mantuvieran alejadas de los hombres. Sonaba empoderador, al menos en la pantalla. Pero vivir así nunca era tan fácil como parecía.
Los labios de Stella se curvaron en una leve y melancólica sonrisa. «Sí. Por amor».
El tiempo había atenuado la intensidad de ese recuerdo. El dolor ya no era tan profundo, se había convertido en parte de su historia como un hilo descolorido entre muchos otros, algo que antes había sido mucho más importante de lo que era ahora.
Jasmine se mordió el labio, sin saber si seguir indagando.
Pero Stella captó su vacilación y respondió de todos modos. «Estábamos casados», dijo en voz baja. «Él me engañó. Así que me fui».
Jasmine se quedó atónita. Siempre había pensado que Stella era solo unos años mayor que ella, alguien que lo tenía todo claro. Nunca había imaginado que Stella hubiera estado casada, y mucho menos divorciada.
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