Fácil fue amarla, difícil fue dejarla - Capítulo 1027
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Capítulo 1027:
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En cuanto dejó el teléfono, recibió otro mensaje: «Estoy en la puerta del colegio».
Stella casi deja caer su taza, apretándola con fuerza entre los dedos mientras un temblor de sorpresa la recorría. La lógica le decía que era imposible que William estuviera allí, pero aun así sus ojos recorrieron rápidamente la cafetería.
Jeff notó su repentina inquietud y se inclinó hacia ella con preocupación. «Stella, ¿estás bien?».
«Estoy bien». Una sonrisa forzada se dibujó en el rostro de Stella, ocultando la irritación que bullía en su interior. La idea la atormentaba: ¿William la estaba siguiendo?
La cena transcurrió en un silencio incómodo. El tenedor de Stella se movía, pero sus pensamientos estaban a kilómetros de distancia.
Sus ojos se movían rápidamente por la cafetería, con un toque de inquietud en cada mirada, como si esperara que William apareciera de repente ante ella.
Cuando salieron de la cafetería, Stella miró a Jeff y le preguntó: «¿Todavía tienes clases esta tarde?».
Jeff negó ligeramente con la cabeza. «No, hoy no. Aunque tengo que pasarme por el laboratorio del profesor Taylor pronto».
Hizo una breve pausa antes de añadir en un tono más bajo: «Gracias por todo lo de hoy. No solo por intervenir con esos chicos, sino por todo lo demás también».
Stella esbozó una leve sonrisa. «No hace falta que me des las gracias. Me acordaré de preparar esa carta de recomendación. Asegúrate de enviarme tu currículum esta semana».
La expresión de Jeff se suavizó con gratitud. «Lo haré. Cuídate, Stella».
Con un pequeño gesto de asentimiento, Stella se dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta de la escuela.
Sin darse cuenta de que varios estudiantes habían pasado junto al banco donde ella y Jeff se habían sentado antes, no se percató de que uno de ellos les estaba tomando fotos discretamente desde lejos. El leve sonido del obturador de la cámara se mezcló con el susurro de las hojas, sin que ninguno de los dos lo notara.
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Cuando Stella llegó a la puerta de la escuela, sus pasos vacilaron por un instante. Aparcado justo enfrente estaba el familiar coche de William.
Cuando se acercó, la ventanilla tintada se bajó con un suave zumbido, revelando a William sentado en el interior, con el rostro sereno e indescifrable.
—¿Me estás siguiendo? —preguntó Stella con tono gélido.
La respuesta de William fue fluida, imperturbable. «Te estoy protegiendo, no acosando. Dije que te mantendría a salvo sin interferir».
La paciencia de Stella se agotó. «¿Protegerme? Entonces explícame cómo sabías que estaba en el campus. Tenías que estar allí tú mismo. No me digas que ahora has empezado a vigilarme».
En lugar de responder, William cambió de tema. «El chico de antes, ¿era Jeff?».
En ese instante, las dudas de Stella se convirtieron en certeza.
Los ojos de William la habían visto antes con Jeff, y eso solo explicaba su repentina oferta de llevarla en coche.
La irritación se reflejó en el rostro de Stella. —William, no te debo ninguna explicación sobre las personas con las que hablo.
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