Exesposa desechada: Renaciendo de las cenizas - Capítulo 285
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 285:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Victoria tomó las manos de Camille, con un agarre sorprendentemente firme a pesar de su estado de debilidad. «Escúchame. Lo que hemos construido juntas —Kane Industries, Phoenix Grid, tu transformación— no puede terminar cuando yo lo haga. Tiene que continuar. Tú tienes que continuar».
Camille retiró las manos. «¿Cómo puedes hablar de negocios en un momento como este? Deberíamos estar hablando de tratamientos, especialistas, ensayos clínicos».
«He consultado a todos los especialistas que merecía la pena consultar», dijo Victoria con paciencia. «He probado todos los tratamientos con alguna posibilidad de éxito. El cáncer se ha extendido demasiado y demasiado rápido».
«¿Así que te rindes?». La ira volvió a estallar, ardiente y desesperada. «La Victoria Kane que yo conozco nunca se rendiría sin luchar».
«He luchado». Por primera vez, la emoción real resquebrajó la compostura exterior de Victoria. «He luchado con todo lo que tengo. Pero algunas batallas no se pueden ganar, Camille. Algunos enemigos no se pueden derrotar con la sola fuerza de voluntad».
La vulnerabilidad en la voz de Victoria, algo que Camille nunca había oído antes, perforó su ira. De repente, no vio a la formidable mujer de negocios que la había rescatado y transformado, sino a una mujer que se enfrentaba a su propia mortalidad. Asustada. Sufriendo. Sola.
La ira de Camille se disipó, sustituida por una ola de puro dolor tan poderosa que casi la derriba. Se tambaleó hacia delante y rodeó a Victoria con los brazos.
«No me dejes», sollozó contra el hombro de Victoria. «Por favor, no me dejes, mamá».
Las palabras salieron sin pensar, una expresión cruda y honesta de lo que Victoria se había convertido realmente para ella. No solo una mentora. No solo una socia. Sino una madre que la había salvado, protegido y amado cuando más lo necesitaba.
Victoria se quedó paralizada por un momento, luego rodeó a Camille con sus brazos y la abrazó con fuerza. Camille sintió humedad en su cabello y se dio cuenta de que Victoria también estaba llorando, lágrimas silenciosas que probablemente nunca se había permitido derramar delante de nadie.
«Mi niña», susurró Victoria, con la voz cargada de emoción. «Mi maravillosa niña». Se quedaron así, abrazadas, con las lágrimas mezclándose. Por un momento, no existía Kane Industries, ni Rose, ni la próxima gala. Solo una madre y una hija enfrentándose a la separación más cruel.
Sigue leyendo en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒα𝓷.c♡𝓂 de acceso rápido
Un golpe en la puerta las interrumpió. Se separaron cuando Alexander entró, y su expresión cambió al instante al ver la escena: la palidez de Victoria, el rostro bañado en lágrimas de Camille, los expedientes médicos sobre el escritorio.
—¿Qué ha pasado? —preguntó, cerrando la puerta tras de sí.
Camille no podía hablar. Victoria respondió por ella, con una voz más firme de lo que sugería su rostro manchado de lágrimas.
«Ella lo sabe», dijo Victoria. «Lo de mi enfermedad».
Alexander comprendió lo que había pasado. «Ya veo».
Camille se volvió hacia él, con una nueva sensación de traición que se sumaba a su dolor. «¿Lo sabías? ¿Lo sabías y no me lo dijiste?».
Alexander se acercó a ella con cuidado, como quien se acerca a un animal herido. «No era mi deber decírtelo, Camille. Victoria me pidió que respetara su privacidad».
.
.
.