Exesposa desechada: Renaciendo de las cenizas - Capítulo 281
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Capítulo 281:
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«Lo revisaré todo de nuevo», prometió. «Revisaré tres veces cada detalle».
«Gracias». Hizo una pausa. «Te quiero, ¿sabes?».
Esa sencilla declaración lo pilló desprevenido. «Yo también te quiero. ¿Estás bien?».
«Sí. Solo… ten cuidado. Nos vemos pronto».
Después de colgar, Alexander se quedó inmóvil durante un momento, con las palabras de Camille resonando en su mente. El miedo en su voz había sido sutil, pero inconfundible. No miedo por ella misma, sino por él. Por todos sus seres queridos.
Con renovada determinación, Alexander se dirigió al jefe de seguridad del hotel. «Quiero ver la lista completa del personal. Todos los que estarán en este edificio esta noche. Desde el jefe de cocina hasta los aparcacoches».
«Sí, señor. Ahora mismo».
Mientras el hombre se alejaba apresuradamente, el teléfono de Alexander vibró con un mensaje de Stefan: «Rose siempre tiene un plan B. Siempre».
Alexander respondió: «Yo también».
Pero incluso mientras volvía a revisar los protocolos de seguridad, una duda persistente se apoderó de su mente. ¿Y si no era suficiente? ¿Y si Rose había encontrado una forma de eludir todas sus precauciones?
¿Y si la pesadilla de Camille era una advertencia?
Dos horas más tarde, Camille estaba de pie en su apartamento, mirando el vestido que había sobre la cama. La seda azul oscuro parecía brillar incluso en la tenue luz de su dormitorio. Un vestido digno de la anfitriona del evento benéfico más prestigioso del año.
Entonces, ¿por qué mirarlo la llenaba de temor?
Victoria estaba sentada en el sillón junto a la ventana, mirando a Camille con preocupación. «Aún podemos cancelarlo», dijo en voz baja. «Nadie nos culparía, dadas las circunstancias».
«No», Camille se apartó del vestido. «El hospital necesita esta financiación. Y no dejaré que Rose nos quite también esto».
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Victoria no parecía convencida. «Acaban de llegar los informes de seguridad. Alexander ha convertido el Grand Plaza en una zona militar. Pero incluso él admite que hay puntos vulnerables: cambios de personal, entregas, cientos de pequeños detalles que podrían aprovecharse».
—Stefan está ayudando —le recordó Camille—. Él sabe cómo piensa Rose. Lo que podría intentar.
—Stefan ya perdió ante Rose una vez —señaló Victoria—. Cuando la eligió a ella en lugar de a ti. Su juicio no es infalible.
Camille se dejó caer en el borde de la cama y alisó la seda del vestido con los dedos. —Anoche tuve otra pesadilla.
La expresión de Victoria se suavizó. —¿Sobre la gala?
—Sí. —Camille levantó la vista y miró a Victoria—. Parecía tan real. Tan… inevitable. Como ver una película cuyo final conoces, pero no puedes cambiar.
—Los sueños no son profecías —dijo Victoria con firmeza—. Solo son nuestros miedos tomando forma mientras dormimos.
«Lo sé. Pero esta sensación no desaparece». Camille se llevó una mano al pecho. «Es como un peso aquí mismo. La certeza de que algo terrible está por llegar».
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