Exesposa desechada: Renaciendo de las cenizas - Capítulo 158
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Capítulo 158:
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Camille respiró hondo y se tranquilizó. «Victoria diría que la humanidad está sobrevalorada».
Alexander sonrió levemente. «Victoria dice muchas cosas. Pero también acogió a una desconocida que le recordaba a su hija, la reconstruyó y la convirtió en todo lo que ella valora. Esas no son las acciones de alguien que no entiende el amor. »
Una enfermera apareció en la entrada de la cafetería y recorrió la sala con la mirada hasta que los vio. «¿Señora Kane? Ya han llevado a la señora Victoria al quirófano».
Camille asintió con la cabeza, recomponiéndose con un esfuerzo visible. «Gracias. Subiré en un momento».
Después de que la enfermera se marchara, Camille se volvió hacia Alexander. «¿Te quedarás? ¿Durante la operación?».
«Por supuesto», respondió él sin dudar. «Todo el tiempo que me necesites».
Ella recogió la carpeta de Victoria de la mesa y la abrazó contra su pecho. «Me dejó unas notas. Cosas que quiere que sepa. Aún no he sido capaz de leerlas».
«¿Te ayudaría si las leemos juntos?».
Camille consideró la oferta. Los papeles le parecían muy privados, una línea directa con los pensamientos de Victoria. Pero la idea de enfrentarse a ellos sola le resultaba de repente abrumadora.
«Sí», admitió. «Me ayudaría».
Caminaron hasta la sala de espera privada que les habían preparado, un pequeño espacio con muebles cómodos y ventanas con vistas a los jardines del hospital. Camille se sentó en el sofá, con Alexander a su lado, y abrió la carpeta con dedos temblorosos.
La letra de Victoria llenaba las páginas: trazos elegantes y precisos que reflejaban su personalidad. Camille comenzó a leer en voz alta, con voz suave en la silenciosa sala.
«Camille», comenzó, «si estás leyendo esto, es porque estoy en el quirófano o no he sobrevivido a la operación. Prefiero creer lo primero, pero nunca he sido de las que ignoran las posibilidades, por desagradables que sean».
Camille hizo una pausa, estabilizando su voz antes de continuar.
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«En estas notas se abordan cuestiones prácticas, estrategias para tratar con la junta directiva, advertencias sobre posibles rivales, consejos para completar la Red Fénix. Todo importante, todo necesario. Pero hay otras cosas que necesito decir, cosas que nunca encontramos el momento adecuado para contarte».
La mano de Alexander encontró la suya, cálida y comprensiva.
«Cuando te encontré aquella noche, golpeada y destrozada, me vi a mí misma tal y como era hace treinta años, una mujer traicionada, sin nada. Me dije a mí misma que te estaba ayudando por el bien de Sophia, que salvarte de alguna manera redimiría mi fracaso al no proteger a mi hija. Me equivoqué».
Camille levantó la vista y se encontró con la mirada de Alexander, sorprendida. Victoria Kane rara vez admitía haberse equivocado en algo.
«Te ayudé porque merecías ser ayudada. Porque la fuerza que hay en ti despertó la fuerza que hay en mí. Porque en tus ojos no solo vi dolor, sino un fuego que otros habían intentado extinguir sin éxito».
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