Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey - Capítulo 866
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Capítulo 866:
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Daemonikai.
Solo él podía cazarlo así. Como si Zaiper fuera basura. Como si ni siquiera mereciera ser capturado con honor. La rabia ardía, pero el miedo prevalecía.
Daemonikai lo mataría. Va a matarme.
Y así, Zaiper corrió. Y corrió.
Le ardía el pecho. Le temblaban los músculos. Su cuerpo gritaba en señal de protesta, pero aun así siguió corriendo. Encontró otro hueco, una espesa mata de arbustos, y se zambulló en ella.
Pasaron los segundos. Luego un minuto. Luego tres.
La inquietud volvió.
Los pulmones de Zaiper se congelaron.
Salió a gatas y volvió a correr, incapaz de detenerse. No sabía cuánto tiempo duró la persecución.
Le pareció interminable. Cuando llegó al claro, el sudor le goteaba en los ojos. Sus miembros parecían piedras y se tambaleaba.
Una mano le rodeó el cuello.
Lo tiraron hacia atrás y lo estrellaron contra un árbol. Con fuerza.
Su visión se nubló. Allí, a pocos centímetros de su rostro, sereno como las estrellas, letal como un dios, estaba Daemonikai.
—Aquí estás —dijo el Gran Rey en voz baja—. Mi presa. —Inclinó ligeramente la cabeza—. ¿Has disfrutado de la caza? Yo sí. Pero ahora puedo llevarme a casa mi premio. El mejor hasta ahora.
Zaiper jadeó, tratando de enfocar la vista. —¿Hombres lobo… en tierras de Urekai? Nunca… Pensé que te inclinarías…
—Cuando se trata de proteger a nuestro pueblo de ti y de tus aliados chupasangres —dijo Daemonikai, rodeándolo como una pantera—, habría abierto las puertas a las brujas de las Tierras Salvajes Orientales si eso significara mantener a salvo a mi pueblo. —Juntó las manos a la espalda—. De hecho, invitar a los hombres lobo fue una de mis mejores decisiones.
—Sin duda lo fue —gruñó Azrael detrás de él.
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—¿C-cómo? —Zaiper abrió los ojos como platos—.
—Verás, recibí una carta muy detallada de Sinai…
Los ojos de Zaiper brillaron. —Eso es imposible.
Daemonikai sonrió. —Como te dije, recibí una carta muy detallada de tu cómplice. Me pidió que te entregara un mensaje: «Considera esto una venganza por creer aceptable apuñalarme por la espalda después de haber protegido a los tuyos durante tanto tiempo».
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