Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey - Capítulo 762
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Capítulo 762:
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«Tengo mucho sueño», murmuró ella.
Él la observó mientras el sueño la invadía, suavizando sus rasgos.
Bajó la cabeza y rozó sus labios contra la nariz de ella. —No importa si nuestro vínculo no vuelve. Realizaremos el ritual de unión. Prefiero tenerte como mi compañera, pasar por los ritos y los votos, que no tenerte en absoluto.
Ella ya estaba dormida, con la respiración suave y uniforme.
Ya es hora de que vuelvas a sentirme dentro de ti, mi radiante estrella cachonda. Esta noche te daré lo que tu cuerpo embarazado tanto ansía.
Haré que suceda y, esta vez, tomaré medidas para asegurarme de que lleguemos hasta el final, aunque tenga que hacer algo que no me gusta especialmente.
PRINCESA EMERIEL
Emeriel no llegaría a decir que estaba evitando a su amado. Pero si alguien lo planteara así… bueno, poco podría hacer para negarlo.
Estaba más que mortificada. La vergüenza ni siquiera bastaba para describirlo. Avergonzada… eso y mucho más.
Las cosas que había dicho. Las cosas que había hecho en las primeras horas de la mañana.
En cuanto se despertó aquella tarde, los recuerdos la golpearon sin piedad, la azotaron y la apalearon. Lo único que deseaba era que se abriera la tierra y la tragara.
Pero, por supuesto, la tierra no hizo tal cosa, porque su suerte era pésima.
Así que hizo lo mejor que pudo. Se refrescó rápidamente y huyó a las plantaciones, donde pasó el resto del día. Se mantuvo ocupada inspeccionando los cultivos, buscando plagas y dando instrucciones a los trabajadores. Pero su mente…
Su mente estaba en su comportamiento tan poco propio de una dama. En las cosas groseras que había dicho. Palabras que pertenecían a los rincones oscuros de un burdel, no a los labios de una princesa.
Cuando llegó la hora de descansar, se sentó a la sombra de un viejo árbol, con una mano sobre el vientre, mientras observaba a los trabajadores en la distancia.
—Mi princesa —se acercó una de las jóvenes, haciendo una reverencia respetuosa—. ¿Se reunirá hoy con el escriba de la corte?
Se suponía que sí. Ayudaba a su gran rey con el papeleo, aliviando su carga en lo poco que podía, pero hoy… Emeriel negó con la cabeza y la joven se marchó. Hoy no.
No iría a recoger los pergaminos. No si eso suponía encontrarse con él.
—A veces, en la oscuridad de la noche, cuando él no está, abro las piernas y me toco. Finjo que es él.
Hizo una mueca de dolor y apretó los ojos con fuerza. Oh, por las estrellas…
Pero en medio de su mortificación, un recuerdo le calentó el corazón a pesar de todo. La forma en que él la abrazaba, le hablaba, la miraba.
«No importa si nuestro vínculo no vuelve. Realizaremos un ritual de unión. Prefiero tenerte como mi compañera, pasar por los ritos y los votos, que no tenerte en absoluto».
Su pecho se llenó de ternura y parpadeó con fuerza para contener las lágrimas que le picaban en los ojos. Aún no podía creer que él hubiera dicho eso.
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