Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey - Capítulo 746
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 746:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Sinai no dijo nada, observándola trabajar con los ojos entrecerrados. No sabía cuánto tiempo estaría fuera. Quizás años, quizás para siempre. Necesitaba suficiente riqueza para vivir cómodamente y necesitaría todos los recursos a su alcance para buscar al señor Zaiper.
Tenía que encontrarlo. Solo que no sabía si estaría en alguno de sus escondites o en las cuevas secretas.
Zaiper…
Aún le costaba creer que Razarr estuviera muerto. ¿Cómo lo estaría llevando el señor?
A pesar de su crueldad y maldad, Sinai sabía que Zaiper había querido a su jefe de la guardia. Joder, habían estado juntos durante milenios. Razarr había sido el único que Zaiper había mantenido a su lado en todos los altibajos, en todos los giros de los siglos. El único constante.
Sinai sintió una pizca de satisfacción por la muerte de Razarr. Era justo que Zaiper finalmente experimentara dolor. Después de manipularla para que llevara a cabo sus planes y dejarla pudrirse en un calabozo durante meses, era justo que sufriera.
Caminando con dificultad hacia la ventana, reprimió una mueca de dolor con cada paso.
Abajo, los soldados pululaban por el patio. Toda la guarnición de Greyrock había sido arrestada y ahora estaba bajo investigación. La fortaleza era un caos.
Tenía que irse antes de que todo se derrumbara.
Ahora, en cuanto a lo que dejaba atrás…
Su demonio.
No. El rey Daemonikai.
Por primera vez en siglos, Sinai no sentía satisfacción al llamarlo suyo. Ese hombre casi la había matado.
Solo había estado despierta tres días en las últimas dos semanas, pero las pesadillas seguían apareciendo, arrastrándola de vuelta a aquella noche… la noche más larga de su vida.
La única razón por la que Sinai había sobrevivido era porque se había obligado a transformarse, utilizando sus últimas fuerzas para adoptar su forma de bestia y mantenerla durante casi toda la noche. Su bestia había soportado lo peor, e incluso así, ella había sentido cada daño, cada herida desgarradora, cada horror.
Cuando finalmente volvió a despertar como mujer, su cuerpo estaba destrozado.
Un escalofrío la recorrió. Su brazo derecho seguía roto, le faltaba un dedo del pie y la hinchazón de la mandíbula aún no había desaparecido por completo.
La única vez que había encontrado el valor para mirarse al espejo, tres días atrás, una desconocida la había devuelto la mirada: una mujer que parecía haber luchado contra cuatro leones salvajes y haber perdido. No se había atrevido a volver a mirar hasta hoy.
¿Era esto lo que había pasado Emeriel?
Sinai se negaba a creerlo. ¿Cómo había sobrevivido Emeriel? ¿Cómo había conseguido mantenerse tan fuerte?
Ya no podía negar la verdad. Daemonikai nunca sería suyo. Y ahora, Sinai estaba segura de que ya no lo quería.
Al menos Zaiper, por oscuro y depravado que fuera, aún conservaba la cordura. Sinai nunca había pensado en valorar algo tan simple como la cordura en un hombre, pero bueno, más vale tarde que nunca.
Era hora de unir fuerzas con Zaiper por completo.
—Asegúrate de meter mi pico en la maleta —dijo por encima del hombro.
—Sí, señora.
Cuando la criada terminó, Sinai se volvió hacia ella. Aún quedaba una última cosa por hacer.
.
.
.