Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey - Capítulo 692
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 692:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Daemonikai levantó la cabeza.
Emeriel estaba frente a él, con los ojos enrojecidos y llenos de remordimiento.
—¿Qué he hecho? Los siete dioses… Por favor, perdóname, mi rey.
—¿Qué has hecho? ¿Perdonarte? —gruñó Daemonikai, reprochándose a sí mismo.
—Emeriel Galilea Evenstone, ¿cómo puede ser culpa tuya?
—Yo insistí en que lo intentáramos, y luego…
La rodeó por la cintura, atrayéndola hacia sí, y apoyó la cara contra su vientre.
—Soy yo quien te suplicará perdón para siempre. Quizás debería renunciar al trono, irme al Bosque Oscuro y unirme a los salvajes que viven allí. Fingir que todo va bien cuando no es así es…
—No harás tal cosa —susurró ella.
—Si a mí no se me permite sentirme miserable, tú tampoco, mi rey.
—Riel…
—Lo superaremos… juntos. —Sus dedos le acariciaron el cabello con ternura.
—Saldremos victoriosos.
Él respiraba con dificultad.
—A día de hoy, sigo sin saber qué fue lo que falló. Han pasado tres años. Tres años, y ni una sola vez he visto señales de los salvajes. ¿Por qué ahora?
—Lo he pensado mucho —confesó ella—.
—Yo también. Lo he repasado una y otra vez en mi mente, pero no hay nada. En un momento estaba instruyendo a los nuevos reclutas y, al siguiente, sentí algo extraño. Y luego… el vacío.
—No es natural… —Sus palabras empezaban a arrastrarse.
—¿Quizás magia negra?
—Lo he pensado. Podría ser una explicación, ya que la magia negra es muy poderosa. —Ajustó su abrazo mientras ella se tambaleaba.
«He buscado en todos los textos mágicos conocidos de nuestro pueblo y ninguno habla de un hechizo capaz de provocar la pérdida de la razón en otra persona. En uno mismo, sí, pero no en otra persona».
Ella tarareó, con la voz cada vez más grave.
«Entonces… si fuera magia oscura, no sería magia Urekai…».
«No», respondió él, mirándola con expresión sombría.
—Habría requerido un ritual muy complejo, tal vez incluso un sacrificio de sangre. Un mago oscuro.
Emeriel parpadeó y asintió lentamente.
—Ya he enviado un mensaje al rey mago. Tardaremos en recibir respuesta, pero debo conocer su opinión al respecto.
—Una decisión acertada. Debemos… eh… debemos saberlo… —Sus pensamientos se estaban desvaneciendo y su cuerpo se volvió inerte contra él.
Daemonikai la sujetó cuando se derrumbó, cogiendo su cuerpo sin esfuerzo entre sus brazos.
Ella suspiró, apoyando la cabeza en su hombro y acurrucando la cara en su cuello.
—Oh… me siento rara.
—Estás embriagada de sangre —resopló él, divertido a pesar de sí mismo.
—No pasa nada. Te tengo a ti.
—Mi amado —susurró ella soñadora.
—Mi increíble y poderoso amado.
Daemonikai se limitó a contemplar aquel hermoso rostro.
Ella se aferró a él, con la voz cada vez más confusa, pero las palabras seguían siendo dolorosamente claras.
—Ojalá pudiera quitarte parte de tu carga. La enterraría en algún lugar lejos de la faz de la tierra… O la llevaría como si fuera mía.
¿Aún pensaba así? ¿Después de todo lo que había pasado?
Aquella parte de él que había muerto hacía solo unos instantes se estremeció y tomó su primer aliento.
«Ojalá pudieras ver mi corazón…». Exhaló suavemente, dejando caer la cabeza ligeramente.
Su propia alma ardía. Su mente se rebelaba contra sus palabras, contra el consuelo que le proporcionaban. Él no se merecía eso. No se merecía a ella. Ella no debería tener que calmarlo. No debería tener que tranquilizarlo. Él era quien le había hecho daño. Esa carga, lo que había hecho, era responsabilidad suya.
.
.
.