Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada - Capítulo 1081
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Capítulo 1081:
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—Lucas Clark —respondió Belinda sin pensar.
—¿Hmm? —Lucas arqueó una ceja, con expresión juguetona pero a la vez admonitoria.
Belinda lo entendió de inmediato y esbozó una radiante sonrisa. En tono dulce y burlón, murmuró: —Lucas.
Los ojos de Lucas se intensificaron.
Muchas personas lo habían llamado por su nombre antes, pero oírlo de los labios de Belinda era diferente.
—Repítelo —insistió él.
—¡Lucas! —dijo Belinda.
—Una vez más —insistió Lucas.
—¡Lucas! ¡Lucas! ¡Lucas! —Belinda obedeció, repitiendo su nombre varias veces.
—Otra…
Antes de que Lucas pudiera terminar, Belinda finalmente perdió la paciencia. —¡Lucas, ya basta!
Lucas se quedó en silencio, con expresión herida.
Al ver su expresión, Belinda no pudo evitar reírse.
Más tarde, Belinda y Lucas se dirigieron al Hospital General Grand Plains.
Querían compartir la buena noticia con Kenia.
Cuando llegaron a la habitación del hospital, Sarai y Holley ya estaban allí. Pero, para sorpresa de Belinda, había otra persona, alguien a quien no esperaba ver.
—Belinda, el señor Clark —Baker fue el primero en saludarlos. Belinda le dirigió una mirada fugaz, con expresión indescifrable, antes de desviar rápidamente la atención hacia otro lado.
Sin decir nada más, se dirigió directamente hacia la cama de Kenia.
—Belinda, ¿qué pasa? —preguntó Kenia, con preocupación en sus ojos envejecidos.
Una radiante sonrisa se dibujó en el rostro de Belinda. —Abuela, tengo una noticia maravillosa que darte.
No las dejó en suspenso, ni dudó. Con una certeza inquebrantable, declaró: —¡Estoy bien! ¡No tengo el VIH!
—¿Qué? ¿Hablas en serio? —La voz de Kenia temblaba, sus ojos envejecidos buscaban el rostro de Belinda, desesperados por recibir una confirmación. —Belinda, ¿es verdad? ¿De verdad estás bien? No lo dices solo para que me sienta mejor, ¿verdad?
A su alrededor, los demás presentes en la habitación estaban visiblemente atónitos.
Holley, por su parte, sintió que un peso inmenso se le quitaba de encima.
Si Belinda no estaba infectada, entonces ella tampoco lo estaba, ¿verdad?
La idea le provocó una oleada de alegría que casi le hizo saltar las lágrimas.
Las pupilas de Baker se contrajeron ligeramente, aunque se apresuró a disimular su reacción.
En su interior, una tormenta de pensamientos se desató. ¡Qué suerte increíble! ¡Después de todo, Belinda había logrado escapar ilesa!
Belinda, aún sonriendo, metió la mano en su bolso y sacó varios informes de pruebas cuidadosamente doblados.
Uno por uno, se los entregó a Kenia. —Si no me crees, échales un vistazo tú misma. Todos los resultados de las pruebas dicen «negativo». Eso significa que estoy completamente bien, abuela.
A Kenia le temblaban las manos mientras desplegaba los papeles. En cuanto sus ojos se posaron en los resultados, se le llenaron de lágrimas. «Sí… ¡Sí! ¡Todos dicen «negativo»! ¡Eso significa que estás realmente bien! ¡Oh, mi querida niña, es la mejor noticia que podría haber recibido!».
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