Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada - Capítulo 1079
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Capítulo 1079:
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Antes, Lucas había estado completamente consumido por el sufrimiento de Belinda, centrado en consolarla, aliviar su dolor y encontrar formas de apoyarla. Al hacerlo, había pasado por alto por completo una posibilidad crucial: que los resultados de sus pruebas hubieran sido manipulados. Por eso, hoy le sugirió a Belinda que se hiciera otra prueba.
—Tomaremos varias muestras y las enviaremos a diferentes hospitales. Tenemos que confirmar si el informe del Hospital General de Grand Plains ha sido manipulado —dijo. Su voz se volvió fría al terminar de hablar, y su mirada aguda se oscureció con determinación.
La expresión de Belinda se volvió seria, y una chispa de esperanza renovada se encendió en su corazón.
—De acuerdo —sin dudarlo un momento, asintió con la cabeza.
Esa noche, el sueño no la visitó. Yacía en la cama, con la mente llena de pensamientos, la expectación mezclada con la aprensión.
A la mañana siguiente, Gordon llegó con un equipo médico para recoger las muestras de sangre de Belinda, seis viales en total. Cada muestra fue cuidadosamente sellada y enviada inmediatamente a diferentes hospitales para su análisis.
La espera se hizo interminable, cada segundo se alargaba insoportablemente. Lucas permaneció al lado de Belinda, prefiriendo quedarse en casa en lugar de ir a trabajar, soportando en silencio la incertidumbre junto a ella.
El tiempo pasó lentamente hasta que, por fin, sonó el timbre de la casa de Belinda. Gordon entró rápidamente, llevando seis sobres sellados. Luego se los entregó a Belinda.
Belinda dudó, apretando los dedos alrededor de los bordes de los papeles. El miedo se enroscó en su pecho: ¿y si ese frágil rayo de esperanza se hacía añicos una vez más?
No estaba segura de poder soportar otro golpe devastador.
Sintiendo su confusión, Lucas le quitó los informes de las manos con delicadeza. Sin decir una palabra, los desplegó y comenzó a examinar los resultados.
Sus ojos brillaban con una intensidad indescifrable y sus pupilas se contraían. Belinda, que observaba atentamente su reacción, sintió que se le cortaba la respiración. No podía discernir si las noticias eran buenas o malas.
Entonces, Lucas levantó la mirada hacia ella y una lenta sonrisa se dibujó en sus labios. Su voz, profunda y aterciopelada, delataba un inconfundible tono de emoción. —Belinda… No estás infectada.
Le tendió el primer informe a Belinda. —Es negativo.
Las palabras de Lucas golpearon a Belinda como un trueno.
Su pulso se aceleró mientras salía lentamente de su aturdimiento. Con manos temblorosas, aceptó el papel y sus ojos se posaron en la sección de resultados. La palabra «Negativo» se borró cuando las lágrimas brotaron de sus ojos. Una mezcla de incredulidad y alegría la inundó.
Estaba bien.
Realmente no estaba infectada.
Era negativo.
¡No estaba infectada con el VIH!
Se le cortó la respiración mientras agarraba apresuradamente los informes restantes de las manos de Lucas.
«Negativo».
«Negativo…».
Todos y cada uno de ellos confirmaban los mismos resultados.
Las lágrimas caían en cascada por las mejillas de Belinda, un torrente de emociones que se derramaba mientras la risa brotaba en su interior.
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