Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 62
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 62:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Esa información destrozaría la imagen idealizada que su hermana tenía de su padre y destruiría su fe.
Desde pequeña, Hugh había sido una figura superheroica para Sheila, cumpliendo siempre todos sus deseos.
Freya deseaba desesperadamente que su hermana conservara la felicidad de toda su vida. Esos asuntos dolorosos debían permanecer exclusivamente entre ella y Hugh.
Freya exhaló con cansancio, a punto de comprar comida para Sheila, cuando su teléfono vibró en la palma de su mano.
El nombre de Kristian iluminó la pantalla.
Deslizó el dedo para responder. —Hola.
—¿Cómo está tu familia? —preguntó Kristian.
—Nada grave —le aseguró Freya.
—Queda conmigo para cenar mañana por la noche —dijo Kristian directamente, con voz profunda y segura—. Envíame tu dirección y Gerard irá a recogerte.
Freya frunció el ceño. —¿Cenar?
—Así es —confirmó Kristian, con voz agradable al otro lado del teléfono—. Con el presidente del Grupo Briggs.
Freya se quedó en silencio, pensando que Kristian se había convertido en una auténtica molestia.
Kristian estaba sentado en la silla de su habitación de hotel, estudiando la pantalla del ordenador que tenía delante, en la que aparecía el último correo electrónico de Freya. A medida que absorbía su contenido, sus ojos se oscurecieron gradualmente. —¿No dijiste que tu padre era el presidente del Grupo Briggs? —preguntó—. Tu presencia facilitaría considerablemente nuestra conversación.
—No voy a ir —respondió Freya con firmeza.
—Si no asistes —replicó Kristian, decidido a poner a prueba su verdadera identidad—, pasado mañana aparecerá una alerta de persona desaparecida en las pantallas digitales de todos los centros comerciales importantes de Alerith. Quien te localice recibirá un millón.
Freya se quedó en silencio, sopesando cuidadosamente sus opciones.
Kristian aprovechó su ventaja. —Creo que muchas personas se apresurarán a reclamar esa recompensa.
—¿Tengo que recordarte que estamos en pleno proceso de divorcio? —Freya se sintió obligada a insistir en este punto—. No tengo ningún interés en socializar con tu círculo. Mis afirmaciones anteriores eran solo una broma.
—Mañana se comprobará si era una broma —respondió Kristian, sin ocultar ya sus intenciones.
Freya reflexionó brevemente antes de responder. —¿No te preocupa que Ashley, en Jeucwell, nos descubra juntos en Alerith y se derrumbe en lágrimas en el hospital?
—No lo hará —afirmó Kristian con absoluta convicción.
—¿Tan seguro? —preguntó Freya, con evidente escepticismo en su voz.
«Sí», afirmó Kristian con sencillez.
Freya suspiró. «Entonces no entiendes a las mujeres. Si no la contactas durante un mes, prometes divorciarte de mí y luego acudes a una cena conmigo, inevitablemente se preguntará si tus sentimientos han disminuido o si has desarrollado algo por mí durante nuestros dos años de matrimonio».
Kristian descartó sus preocupaciones. —Ella es diferente a ti. Gerard le ha explicado nuestro acuerdo y ella ha dado su consentimiento.
.
.
.