Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 609
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 609:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«Relájate. No es el fin del mundo». Freya se sintió mejor una vez que reconstruyó la situación.
Estaba aterrorizada de que la descubrieran. Si eso ocurría, llevar a ese hombre ante la justicia sería mil veces más difícil.
«Revisa el teléfono que usaste para hablar con él. Probablemente te haya llamado». La mente de Freya estaba ahora tan aguda como un láser.
El informe de Ashley no era el problema. Su pánico, su miedo… todo era comprensible.
Lo único extraño era que su nuevo teléfono se hubiera apagado de repente. Con eso en mente, Freya encendió su nuevo portátil y se puso manos a la obra.
Después de confirmar que su llamada no había sido interceptada por ningún dispositivo de vigilancia, editó el audio y lo modificó para que pareciera que Ashley había estado hablando con un teleoperador.
—Me… me ha llamado tres veces —tartamudeó Ashley, con las manos temblorosas—. ¿Qué hago ahora?
Freya mantuvo la calma. —Llámale. Si te pregunta por qué no has contestado, dile que tu teléfono principal se ha apagado de repente y que has tenido que comprar otro.
—¿Crees que se lo va a tragar? —preguntó Ashley, claramente escéptica.
«Sí», le aseguró Freya. «Si te pregunta a quién llamaste después de comprar el nuevo teléfono, dile que era un vendedor por teléfono. Si te pregunta por qué estaba apagado, dile que se quedó sin batería».
Mientras hablaba, Freya conectó el teléfono de Ashley al ordenador portátil con un cable de datos, agotando rápidamente la batería.
Esperó hasta que llegó al cinco por ciento y luego volvió a cargarlo.
Cada pequeño detalle era importante.
El nuevo teléfono de Ashley no estaba conectado a Internet, por lo que no podían controlarlo. Afortunadamente, Freya había tenido la previsión de traer un ordenador portátil nuevo y un cable de datos. De lo contrario, estarían en problemas.
—No encontrará ningún registro de nuestra llamada —le explicó Freya con cuidado, guiando a Ashley en cada paso—. Y no lo olvides: perdiste tu teléfono durante un día cuando volviste del extranjero.
Ashley parecía confundida, pillada por sorpresa, pero no insistió en obtener respuestas. Con el corazón latiéndole con fuerza, marcó el número de aquel hombre, sintiendo cómo el miedo crecía con cada tono.
—¿Por qué has tardado tanto en contestar? —La voz del hombre era fría, inexpresiva.
—Se me ha apagado el móvil —respondió Ashley, ciñéndose al plan—. He salido a comprar uno nuevo y me he olvidado de traer el antiguo.
«¿En serio?
«Sí».
«¿Por qué estaba apagado el nuevo?», preguntó el hombre con brusquedad. «¿Quién te llamó antes de que se apagara?».
Desde que atacó su último teléfono, había estado rastreando su número habitual. Cuando finalmente apareció una señal, envió a alguien a investigar. Pero no había conexión, nada útil.
Así que volvió a llamar al número, solo para descubrir que estaba ocupado.
Ese pequeño detalle, hacer una llamada justo después de comprar un teléfono nuevo, le hizo sospechar.
El corazón de Ashley casi se detuvo.
Miró a Freya con incredulidad.
.
.
.