Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 592
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 592:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Ellis se quedó callado, dejando que los dos se divirtieran a su costa. Después del almuerzo, Josiah los retuvo un rato más.
Si Ellis no hubiera aparecido, Freya habría puesto una excusa para marcharse antes, ya que tenía que volver a casa para hacer las maletas para su partida al día siguiente. Pero ahora que había visto a Ellis, la urgencia había desaparecido.
Acabaron pasando toda la tarde con Josiah, pasando el rato jugando al ajedrez.
Al principio, Ellis se enfrentó a Josiah, pero cuando el hombre se cansó, le pasó el tablero y observó cómo Freya ocupaba su lugar.
Antes de que se dieran cuenta, ya eran más de las cinco de la tarde. Freya miró la hora, lista para marcharse, pero no sabía cómo sacar el tema. Ellis se dio cuenta del movimiento y, sin dejar de jugar con Josiah, dijo: «Josiah, Freya y yo tenemos algunas cosas que hacer.
Después de esta partida, tendremos que irnos. Volveremos a visitaros pronto».
«Metiendo a la pobre Freya en tus asuntos, ¿eh?», resopló Josiah. «Esa chica siempre acaba siendo el chivo expiatorio».
Ellis no respondió, solo sonrió en silencio, con la mirada fija en el tablero.
Freya sintió una pequeña oleada de alivio. Siempre le resultaba difícil rechazar la invitación de un mayor.
Y si no se marchaban pronto, le preocupaba que Josiah les invitara a quedarse a cenar y, lo que era peor, que Ellis volviera a sacar a relucir aquella incómoda llamada telefónica. Solo lo había mencionado de pasada, sin dar más detalles. Freya seguía inquieta.
Poco después, terminaron la partida.
Ellis guardó con destreza el tablero y las piezas y se despidió de Josiah con elegancia.
Freya también se despidió.
Aunque Josiah era reacio, sabía que no debía retener a los más jóvenes.
—Capitán, ¿cómo va a volver? —preguntó Freya.
—Voy a salir y cogeré un taxi.
Josiah pareció sorprendido. Su mirada se posó en el todoterreno cercano, preguntándose claramente cómo Ellis podía mentir con tanta naturalidad. Aun así, no le llamó la atención, solo observó cómo se desarrollaba la pequeña representación. Tenía curiosidad por ver qué se traía Ellis entre manos.
«Es un paseo bastante largo y no encontrarás un taxi cerca», dijo Freya, mostrando las llaves del coche. «¿Adónde vas? Si no es muy lejos, te llevo».
Ellis siempre había cuidado de los miembros de su equipo. Freya no podía dejar que se fuera andando.
Mantuvo la expresión tranquila y la voz cálida y alegre. —¿Sería mucha molestia?
—Para nada —respondió Freya—. Vamos.
—De acuerdo.
Ellis la siguió con una sonrisa secreta.
Josiah frunció los labios. Qué joven tan astuto.
Freya llevó a Ellis a su coche, arrancó sin dudarlo y salió de la zona residencial.
No sospechaba nada; al fin y al cabo, cuando había llegado, solo había tres coches en el garaje y Ellis había entrado andando. No se le pasó por la cabeza que pudiera haber llegado antes.
.
.
.