Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 583
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 583:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Los guardias, ya informados, le hicieron señas para que entrara sin problemas.
Llegó poco después de las nueve.
Josiah la recibió con una amplia sonrisa. —Por fin has venido. ¿Te acuerdas de cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que viniste?
—Lo siento —dijo Freya, entregándole el regalo—. He venido para compensarte.
«¡No hace falta que traigas regalos cuando vienes de visita!», la regañó Josiah en tono juguetón, aunque sus ojos brillaban. «Vamos, juega unas partidas de ajedrez conmigo. Estoy harto de los mismos viejos».
«Claro», aceptó Freya con una suave risa.
Un soldado trajo el tablero y las piezas.
Normalmente, Josiah odiaba cualquier tipo de distracción mientras jugaba. Si alguien hablaba demasiado, le gritaba sin pestañear, ni siquiera sus amigos más antiguos se libraban. Pero hoy rompió su propia regla.
Después de unos cuantos movimientos, con la mente distraída, avanzó su caballo y dijo con indiferencia: «Freya».
«¿Sí?», respondió Freya, moviendo su torre por el tablero.
«
«¿Estás enamorada de alguien?», preguntó él, deslizando un peón y echándole un vistazo a su rostro.
Freya mantuvo la atención en el tablero, pensando que se trataba de la curiosidad habitual de un anciano. «No».
«¿Qué tal si te presento a alguien?», le ofreció Josiah, pensando en Ellis, que acababa de llegar pero se había marchado para visitar a otros veteranos.
Freya se detuvo en mitad del movimiento.
Josiah no se dio por vencido. —Te prometo que es de fiar.
—Ya estuve casada y me divorcié hace poco —dijo Freya con voz firme—. No quiero volver a tener otra relación por ahora.
Josiah se quedó desolado. Parpadeó, claramente desconcertado. Frunció el ceño. —¿Qué? ¿Cuándo ha pasado eso?
«¿Por qué me lo ocultan todos?». El tono de Josiah rebosaba de preocupación genuina.
Por fin le había tomado cariño a una joven, alguien que realmente le había llamado la atención, solo para descubrir que algo tan importante como su matrimonio había sido completamente ocultado.
Freya detuvo su movimiento en el tablero de ajedrez, haciendo todo lo posible por calmar la sorpresa del anciano. —No era solo usted. Mi familia tampoco sabía nada de mi matrimonio.
La confusión de Josiah no hizo más que aumentar. ¿Qué clase de hombre tendría la audacia de casarse con Freya y no informar a su familia? Era, francamente, inconcebible.
—¿Quién es ese hombre? —La indignación de Josiah se encendió. Su voz se agudizó con frustración—. ¡Tengo que decirle cuatro cosas a ese tipo!
—Ya es agua pasada. He roto toda relación con él.
«¡No, ni hablar! Tienes que decirme quién es». Freya se quedó callada, sin saber cómo explicarlo.
Sabía que Josiah y Kristian se habían cruzado más de una vez y que tenían cierta familiaridad. No le parecía bien sacar el tema.
«¿No me consideras parte de tu familia?», preguntó Josiah con voz sincera. Lo único que quería era protegerla. Era una joya, ¿cómo podía alguien no apreciarla?
.
.
.