Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 553
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 553:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«En realidad, quería invitarte a otro sitio, a algo más que a tomar un café». Freya removió su taza con voz tranquila.
Norah sonrió, con aire despreocupado y abierto, sin parecer darse cuenta de la tensión que se escondía tras las palabras de Freya. «Si tú invitas, yo me apunto».
«¿De verdad?», preguntó Freya.
—Por supuesto —respondió Norah con un encogimiento de hombros informal—. Pero aún no me has dicho por qué estamos aquí.
—Hace unos días, cuando vi a Farrah, me comentó que quería invitarte a cenar —dijo Freya con ligereza—. Aún no te ha dado las gracias como es debido por ayudarla aquel día.
—No fue nada —rió Norah. «No hay por qué dar tantas vueltas».
«Quizá para ti no, pero para ella significó salvar a su hija». Freya mantuvo un tono ligero. «Esta noche va a cocinar para ti en su casa, ha preparado un festín».
«¿Dónde se aloja?», preguntó Norah.
Freya dejó de remover y la miró fijamente. «¿No lo sabes ya?».
«¿Eh?», preguntó Norah, con aire genuinamente confundido.
—¿No le dijiste a Felipe dónde estaba? —preguntó Freya, yendo directa al grano.
Norah frunció el ceño. —¿De qué estás hablando?
Freya la observó atentamente, sin decir una palabra.
—¿Te has confundido? ¿O alguien te ha llenado la cabeza de tonterías?
preguntó Norah. «No he hablado con Felipe desde que volví a Alerith».
«No tiene sentido fingir, señorita Russell», dijo Freya con voz firme.
«De verdad que no sé nada», respondió Norah con cara de inocencia.
Su expresión era tan convincente que, si Freya no hubiera indagado más tras sus sospechas, podría haber caído en la trampa.
Norah frunció el ceño. —¿Así que me has traído aquí hoy para acusarme de informar a Felipe?
—Sí —Freya no se anduvo con rodeos.
—Te juro que no lo hice. Quienquiera que lo haya dicho, corta toda relación con él —insistió Norah, manteniendo la calma—. Ni siquiera sé dónde está Farrah. Y aunque lo supiera, no se lo diría a Felipe. No tengo nada en contra de ella.
—Puede que no tengas nada en contra de ella, pero sí contra mí —dijo Freya, admirando en silencio la actuación—. Te gusta Kristian, ¿verdad?
La confusión de Norah no hizo más que aumentar. —¿Yo? ¿Kristian? Si eso fuera cierto, ¿por qué habría rechazado la oferta de mi abuelo de concertar un matrimonio con él?
—Norah Russell —dijo Freya con calma.
Norah la miró a los ojos.
—Estamos solas aquí. No tiene sentido seguir fingiendo. El hecho de que esté aquí sentada contigo significa que sé que fuiste tú —afirmó Freya con claridad.
—Si no lo hice, no lo hice. No hay nada más que decir —respondió Norah, levantándose para marcharse.
Freya la agarró de la muñeca con firmeza, pero sin dureza. —Siéntate. No hemos terminado.
Norah frunció el ceño, claramente molesta.
Freya, por su parte, la miró a los ojos con calma, sin pestañear y con determinación.
.
.
.