Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 548
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 548:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«¿Qué derecho tienes a juzgar?».
«¿Qué sabes tú del amor?». Su pregunta le dolió más de lo que quería admitir.
Felipe abrió la boca, pero no encontró palabras.
Por una vez, estaba realmente conmocionado.
—¿Así que eso es lo que haces para demostrarle tu amor, mantener a Farrah encadenada a tu lado? ¿Mimándola, protegiéndola, dándole una falsa ilusión de felicidad? —Los ojos de Freya no se apartaron de él—. ¿Y a eso le llamas amor?
«¿No lo es?», replicó él.
«No», respondió Freya con firmeza. «Nunca le has preguntado lo que quería».
Felipe se quedó en silencio, atónito. Tenía argumentos preparados, pero sabía que, dijera lo que dijera, Freya los rebatiría y lo dejaría en peor situación que antes.
«Quiero hablar con Farrah». Después de lo que le pareció una eternidad, finalmente volvió a hablar.
«De acuerdo», respondió Freya.
Diez minutos más tarde, Felipe entró en la sala de estar y se sentó frente a Farrah. Freya permaneció a su lado.
Freya había pensado en darles espacio, creyendo que era mejor apartarse. Pero Farrah le había pedido en voz baja que se quedara.
—Ya he dicho todo lo que tenía que decir —dijo Farrah con firmeza, animada por la presencia de Freya—. Si tienes algo que decir, dilo.
—¿No me das ni una mínima oportunidad? —preguntó Felipe.
Farrah no se inmutó. —No.
—¿De verdad no quieres estar conmigo?
—No.
—¿Por qué? —La voz de Felipe denotaba una confusión genuina—. Nunca quise hacerte daño. No voy a dejar que otros influyan en mis decisiones nunca más. Tú siempre serás lo primero.
«Estoy cansada». El tono de Farrah era tranquilo, pero firme. Nunca le había gustado la vida extravagante ligada al mundo de Felipe.
Él era guapo, inteligente y excepcional en la gestión de la empresa. Pero desde que se casaron, ella había soportado los comentarios sarcásticos y las miradas venenosas de las mujeres que la veían como una actriz más que se abría camino a codazos en la alta sociedad.
Nunca había hablado de ello, ni con Felipe ni con nadie. Pero, a pesar de todo, era profundamente infeliz. El mundo exterior era cruel y, dentro de su hogar, la indiferencia de Felipe solo empeoraba las cosas. La había desgastado.
Hace solo unos días, cuando descubrió que Freya era miembro de la poderosa familia Briggs, sintió como si le hubieran quitado un peso de encima.
Hasta entonces, había vivido con el temor de que Felipe fuera tras Freya, e incluso se había preparado para sacrificarlo todo si lo hacía. No podía permitir que Freya pagara el precio. Pero el destino la había sorprendido.
—Démosle otro mes —insistió Felipe—. Si entonces sigues queriendo el divorcio, no te lo impediré.
—NO —respondió Farrah con rotundidad.
Su determinación le hizo darse cuenta de que hablaba en serio.
La miró fijamente durante un largo rato y, finalmente, se levantó de la silla. Mientras lo veía alejarse, sintió un dolor agudo en el pecho.
.
.
.