Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 506
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Capítulo 506:
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Kristian la conocía lo suficientemente bien como para contar con eso. Por eso la llevó fuera, donde nadie los veía.
Una vez que llegaron al césped, justo cuando Freya se apartó, Kristian la soltó.
—¿Estás en una cita con Trent? —le preguntó, con voz baja y un poco abatida.
Freya no quería hablar. «No es asunto tuyo».
«No puedes estar con él ahora mismo. Si lo estás, ese hombre no vendrá a por ti», dijo Kristian rápidamente, con las palabras saliendo a toda velocidad.
Sabía que el verdadero objetivo era él. Pero, por la reacción anterior de Freya, estaba claro que ella también tenía cuentas que saldar con ese hombre.
La mente de Freya se nubló.
—¿Entonces crees que no tengo más remedio que aliarme contigo para atraparlo? —preguntó ella.
—No.
—Entonces, ¿qué intentas decirme? Kristian no supo qué responder.
No sabía cómo acortar la distancia entre ellos ni siquiera cómo mirarla a los ojos.
Pero no quería dejarla marchar.
Verla sentada con Trent le daba celos.
Deseaba poder sentarse a su lado otra vez, como antes, y preguntarle de qué estaban hablando. Pero ya no tenía esa luz.
El único hilo que quedaba entre ellos era el hombre que estaba detrás de Ashley.
«¿Por qué estás aquí?», preguntó Kristian en lugar de responder.
Freya no contestó. Parecía tranquila, pero su silencio era frío y distante.
Kristian se sentía asfixiado.
Aun así, ni siquiera ahora quería marcharse.
Algo en estar cerca de ella hacía que su corazón se calmara, aunque le doliera.
Era mejor que nada.
Se quedaron allí en silencio.
Después de lo que pareció una eternidad, Freya se dio la vuelta y empezó a marcharse sin decir nada.
Kristian la agarró del brazo.
—¿Qué quieres de mí? —preguntó ella, confundida y cansada. Kristian no la soltó. Sus ojos permanecieron fijos en los de ella.
—Aún no has respondido a mi pregunta.
—Salir —dijo Freya sin rodeos.
—¿Con Trent?
—No te debo ninguna explicación.
—Si no me lo dices, apareceré en tu casa todos los días para proponerte matrimonio. Puedes cerrar la puerta, pero al final todo Alerith lo sabrá —espetó Kristian.
Freya se volvió para mirarlo de frente. No podía creer que no se hubiera dado cuenta de lo desvergonzado que podía llegar a ser.
Ver el rechazo en sus ojos le provocó un nudo en el pecho, pero aún así no la soltó.
—No con Trent —dijo Freya, cansada del tira y afloja—. Mi abuelo me pidió que viniera aquí.
Kristian frunció el ceño.
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