Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 50
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 50:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Pero la vida rara vez se desarrollaba según lo planeado.
En ese momento, dos figuras se materializaron detrás de ella.
Una voz, firme pero con un tono gélido, cortó el aire. «¿Ya estás planeando escapar justo después de solicitar el divorcio?».
Freya se quedó paralizada.
Giró lentamente y se encontró frente a Kristian, impecable en su traje formal, con Gerard a su lado.
—Lo siento mucho, señora, pero no hay plazas disponibles en el vuelo de hoy a Alerith —explicó el empleado con cortesía. —Si no es urgente, quizá podría considerar el vuelo de mañana a las ocho de la mañana.
—No, gracias —rechazó Freya en voz baja.
Con los aviones llenos y los trenes completos, conducir era su única opción, pero la distancia entre Jeucwell y Alerith se extendía de forma intimidante ante ella.
Aferrándose a sus documentos, se dirigió hacia la salida con el corazón más pesado que nunca.
—Cancele un billete para el vuelo de las dos a Alerith —le indicó Kristian al empleado con calma, dándose cuenta de su urgencia.
Gerard frunció el ceño, confundido. —Si lo cancela, ¿quién se encargará de la reunión?
Kristian no apartó la mirada de Freya, que se alejaba. —¿Quién ha dicho que lo cancele?
Gerard se detuvo, y la comprensión se dibujó en su rostro.
Su mirada se posó entre la figura inmóvil de Freya y el perfil decidido de Kristian, con una expresión de vergüenza.
—Su identificación, por favor —solicitó el miembro del personal con profesionalidad.
Ante la sutil señal de Kristian, Gerard entregó su billete y sus documentos, que el personal procesó con eficiencia. A continuación, el miembro del personal hizo un gesto a Freya para que se acercara.
Cuando el billete pasó a sus manos, Freya sintió que las emociones se enredaban en su interior.
—Gracias —murmuró, muy consciente de que Kristian había orquestado esta cancelación específicamente para ella.
«No era necesario», respondió Kristian con su característico desapego, recuperando el maletín de las manos de Gerard. «Una vez que estemos en el aire, podrás explicarme tu intento de fuga».
Freya no replicó; su espíritu carecía de energía.
Sus pensamientos seguían fijos en la persona que aún se encontraba bajo el bisturí del cirujano, y la preocupación se grababa cada vez más profundamente en su corazón con cada momento que pasaba.
Kristian observó su distracción y envió un mensaje discreto a Gerard.
—Llega a Alerith mañana al mediodía.
—Entendido —respondió Gerard rápidamente.
A las dos en punto, el avión despegó.
Freya se sentó al otro lado del pasillo, frente a Kristian.
—¿Qué te lleva a Alerith? —preguntó Kristian, estudiándola con su mirada penetrante.
«Una emergencia familiar. Alguien está hospitalizado y tengo que ir a visitarlo», respondió Freya con sinceridad, sin ocultar nada.
Kristian lo pensó un momento antes de sugerir: «¿Quieres que te acompañe?».
.
.
.