Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 491
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 491:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
«¿No puedes controlarla?», preguntó, sintiéndose un poco desorientado.
Kristian no dijo nada, se subió al coche, arrancó el motor y se marchó sin decir nada más.
Felipe miró al hotel por última vez, luego se dio la vuelta y se marchó. En un principio, había venido a preguntarle a Freya cuándo volvería Farrah y qué había estado haciendo últimamente.
Pero ahora, las palabras de Kristian resonaban con fuerza en su mente. Preguntar no tenía sentido.
Freya no era alguien que se rindiera fácilmente. Y más que eso, era una fuerza a tener en cuenta.
De vuelta en el hotel, Liam ya había enviado a Lionel a casa.
La mayoría de los invitados se habían marchado, pero Isaac y Melinda seguían allí, aparentemente esperando a Kristian.
Kristian se detuvo y se acercó con su habitual aplomo. —¿Por qué no os habéis ido todavía?
—¿Has acompañado a Freya y a su padre al hotel? —preguntó Melinda. Una emoción fugaz cruzó los ojos de Kristian, pero su voz siguió siendo suave.
—Sí
Ella lo observó atentamente. Como madre, lo entendía mejor que nadie.
No dijo nada más y decidió irse a casa primero. Durante el trayecto, con Kristian al volante e Isaac y Melinda sentados en la parte de atrás, el silencio se hizo denso hasta que Melinda finalmente habló, con tono cauteloso.
—Kristian.
—¿Todavía piensas ir a Alerith? —preguntó, dando vueltas al tema.
Pero él entendió lo que realmente quería decir. —Sí.
—Pero Freya… —Melinda dudó. Quería disuadirlo, pero las palabras no le salían con facilidad.
Había visto claramente que Freya ahora mantenía las distancias. El cariño que una vez había sentido por Kristian se había enfriado.
Si seguía insistiendo, podría alejarla aún más.
—Sé lo que hago —dijo Kristian en voz baja. Entendía lo que ella intentaba decirle, pero aún no estaba dispuesto a rendirse. Aunque Freya actuara como si él no existiera, quería intentarlo.
Como mínimo, necesitaba descubrir quién estaba detrás de todo ese caos.
Y si, después de eso, ella seguía sin querer saber nada de él, entonces se alejaría.
Melinda e Isaac intercambiaron una mirada, pero no insistieron. Era el camino que debía seguir su hijo.
Esa noche, era evidente que algo preocupaba a Kristian. Seguía comportándose igual, animando con delicadeza a Lionel a que se acostara temprano.
Pero cualquiera que prestara atención podía ver la tormenta que se gestaba bajo su aparente calma.
Después de terminar sus tareas habituales y retirarse a su habitación, Lionel, que aún no se había dormido, soltó un profundo suspiro. —Le advertí que se arrepentiría de ese divorcio, pero nunca me creyó.
—Todo el mundo tropieza antes de crecer —dijo Liam, siempre optimista—. Puede que no sea tan malo. Nadie tiene una vida sin grietas.
.
.
.