Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 486
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Capítulo 486:
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Ashley ya estaba muy nerviosa cuando recibió la llamada.
Recordando lo que Freya le había dicho antes, cogió otro teléfono y empezó a grabar antes de contestar.
—Hola
El teléfono con el que hablaba había sido manipulado por él. Si sospechaba que estaba grabando, lo sabría.
Tenía que usar otro dispositivo.
—Vigila de cerca la relación entre Kristian y Freya por el momento —dijo la voz del hombre lentamente, con una precisión inquietante.
—Comprueba si Freya está embarazada dentro de un mes.
El corazón de Ashley latía con fuerza en su pecho.
—De acuerdo.
—Ashley —dijo de repente, pronunciando su nombre.
Se le cortó la respiración. Incluso la forma en que lo dijo le heló los huesos.
Antes de que pudiera responder, su voz volvió, suave pero cargada de veneno, con una risa burlona al final.
—Pórtate bien allí. Sabes perfectamente lo que pasará si me traicionas.
Apretó el teléfono con tanta fuerza que se le pusieron blancos los nudillos y le brotó sudor frío en las palmas. Apenas podía respirar.
—¿Lo entiendes? —preguntó él.
—S-Sí… —logró articular Ashley, con cada sílaba temblorosa.
El hombre pareció satisfecho. Antes de colgar, añadió: «Buena chica». Cuando se cortó la comunicación, Ashley se dejó caer en la silla, agotada y temblando.
En ese momento, se le pasó por la cabeza la idea de darle la espalda a Freya. Si ese hombre descubría su traición, estaría perdida.
Pero entonces, las palabras que Freya le había dicho antes resonaron en su mente y la duda se apoderó de ella.
Mientras seguía sumida en sus pensamientos, su teléfono vibró dos veces.
Por instinto, lo cogió y miró el mensaje.
«Recuerda cuál es tu lugar. No creas que puedes escapar de mi control a través de Kristian y Freya. Sabes de lo que soy capaz».
Un escalofrío le recorrió la espalda. Se puso pálida como un fantasma. Lo primero que pensó fue que él la había descubierto.
El pánico se apoderó de ella mientras su mente daba vueltas. Quería llamar a Freya, pero temía correr el riesgo.
Antes de que pudiera tomar una decisión, sonó su otro teléfono. Al ver el nombre de Freya en la pantalla, se quedó paralizada.
Dudó, sin saber si contestar.
El teléfono sonó seis o siete veces sin respuesta. Freya supuso que Ashley estaría dormida o en la ducha y estaba a punto de colgar, con la intención de volver a intentarlo más tarde.
Pero Ashley contestó en el último segundo. —Hola.
Como había contestado, Freya fue directa al grano. —¿Te ha contactado?
El corazón de Ashley casi se detuvo. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué sentía que todo el mundo la estaba mirando?
—¿Por qué no dices nada? —Freya estaba de pie junto a la piscina detrás del hotel, su silueta se fundía con la noche. Tras una pausa, volvió a hablar.
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