Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 38
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 38:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Tras pasar toda la tarde rebuscando entre archivos y haciendo discretas indagaciones, Gerard no consiguió mucho más de lo que ya figuraba en el pasaporte de Freya.
La falta de hallazgos sustanciales lo inquietó y cogió el teléfono para informar. —Señor… —comenzó, con voz teñida de inquietud.
La respuesta de Kristian fue inmediata y directa. —¿Has descubierto algo?
—Bueno, he encontrado algo —admitió Gerard, rebuscando entre las escasas notas que tenía delante y tragando saliva—. Pero, para ser sincero, la información es escasa.
Hubo una pausa al otro lado de la línea mientras Kristian procesaba las palabras. —Continúa.
Aclarando la garganta, Gerard leyó con vacilación: «Freya Briggs, mujer». Su corazón se aceleró, esperando la reacción de Kristian.
El silencio que siguió fue denso, solo roto por el ceño fruncido de Kristian. «¿Eso es todo?», exigió finalmente.
«Y, eh…», balbuceó Gerard, empujándose nerviosamente las gafas hacia arriba por centésima vez, «eso es prácticamente todo».
Desde su estudio, Kristian se levantó bruscamente, con la mirada fija en la pantalla brillante que mostraba otro archivo: el de Trent.
Su voz era aguda por la frustración. «¿Eso es todo lo que tienes?».
«He pasado toda la tarde en ello y he conseguido menos de lo que pone en su pasaporte», explicó Gerard, con tono de disculpa.
Dudó antes de añadir: —Si puedo preguntar, ¿por qué estamos investigando a tu esposa tan intensamente?
La voz de Kristian era impaciente mientras insistía: —Investiga más a fondo.
Gerard respondió a la defensiva: —Ya lo hice. Este es el resultado de una investigación exhaustiva.
«¿Estás completamente seguro de que has sido minucioso?», presionó Kristian, con evidente frustración en su voz.
No podía creer que, después de todo lo que había investigado, lo único que había obtenido fuera una respuesta tan decepcionante.
Gerard soltó un suspiro de frustración. «Sí, estoy seguro».
Se produjo un tenso silencio entre ellos, roto solo por la repentina especulación de Gerard. —Señor, ¿es posible que su esposa sea una hacker muy habilidosa que ha logrado borrar sus huellas?
Kristian se burló de la descabellada suposición. —Gerard, intenta usar el cerebro por una vez.
Sin inmutarse, Gerard continuó: «Alerith es conocida por sus individuos enigmáticos y dotados. ¿Podría ser ella una de ellos?».
Ya estaba medio convencido de que Freya no era una persona corriente. Al fin y al cabo, era raro que él se quedara con las manos vacías.
La expresión de Kristian se ensombreció y frunció profundamente el ceño. «¿Alerith?», repitió con escepticismo.
«Sí, ¿qué pasa?», insistió Gerard, percibiendo el cambio de interés de Kristian.
«¿Cómo has llegado a la conclusión de que es de Alerith?», preguntó Kristian, con la curiosidad despertada.
«Recuerdo haber visto su pasaporte cuando te casaste», dijo Gerard, sin omitir ningún detalle gracias a su extraordinaria memoria.
«La dirección indicaba que era de Alerith».
.
.
.