Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 364
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 364:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
Justo cuando Freya estaba a punto de entrar en el coche de Melvin, Kristian irrumpió en escena, agarrándola del brazo y tirando de ella. Su voz era severa y posesiva. «Ella está conmigo. No hace falta que te molestes».
Gerard se quedó boquiabierto, con los ojos muy abiertos por la incredulidad. ¿Cómo demonios había llegado tan rápido? Según sus cálculos, Kristian estaba al menos a veinte minutos. ¡Era imposible que hubiera llegado tan rápido!
«Y que quede claro: Freya es mía», declaró Kristian, apretando el puño y clavando su mirada de acero en Melvin. «Ya es hora de que dejes de lado cualquier sentimiento que sientas por ella».
—Quítame las manos de encima —dijo Freya con voz aguda y cortante, cada palabra impregnada de frialdad.
Kristian permaneció inmóvil, apretando ligeramente los dedos mientras su expresión se volvía más fría, más indescifrable.
Sin aflojar el agarre, desvió la mirada hacia Gerard y le ordenó con tono seco: —Gerard, tómate un par de días libres. Ve a hacerle compañía a tu amigo.
Gerard se quedó en silencio, sin reaccionar, con los labios apretados en una fina línea. Si Kristian esperaba que él convenciera a Melvin para que cediera, podría habérselo pedido directamente.
«No tengo tiempo para perder el tiempo», replicó Melvin con brusquedad, sus rasgos llamativos acentuados por el cabello revuelto, que le daba un aire de desafiante rudeza.
—Deja en paz a Freya. Está divorciada de ti, ya no tiene nada que ver contigo.
¡Cómo se atrevía a decir algo así!
Kristian se tambaleó, visiblemente desconcertado por la audacia de Melvin.
Sí, él y Freya estaban divorciados, pero ¿eso la apartaba de su vida por completo, como si ya no tuviera ninguna conexión con él?
—Gerard. —La contención de Kristian se rompió como un cable tenso.
Gerard, captando el cambio en el ambiente, no perdió tiempo. Conocía mejor que nadie las habilidades de combate de Freya… y su temperamento. Tirando del brazo de Melvin, murmuró:Deja que lo arreglen ellos. Vámonos».
—Deberías decirle al exmarido de Freya que se apartara —dijo Melvin con tono seco—. Ahora es su exmujer, ¿y la persigue así? Es totalmente inapropiado.
Gerard se quedó sin palabras.
La furia de Kristian aumentó.
¿Exmarido y exmujer?
Esas palabras lo atravesaron como cuchillos, cada una de ellas un brutal recordatorio de lo que había perdido.
Lanzó una mirada afilada a Gerard y luego agarró el brazo de Freya con firmeza, dejando claro que no tenía intención de discutir más: se la llevaría a su coche.
—Déjala ir —dijo Melvin, interponiéndose entre ellos con el rostro helado.
Kristian la sujetó, negándose a soltarla.
Con rápida precisión, Freya giró la muñeca y se liberó de su agarre como el agua entre los dedos.
Si no hubieran estado en un lugar tan público y hubiera habido menos gente mirando, quizá le habría dado un puñetazo allí mismo.
—Si te vas con él esta noche, te juro que te arrepentirás —siseó Kristian, con la impotencia en su voz traicionada solo por la desesperación en sus ojos mientras ella se alejaba de su alcance.
En momentos como este, Freya era el único ancla que le impedía ahogarse en el caos, su única y fugaz sensación de paz.
.
.
.