Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 358
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 358:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
La determinación de Frederick flaqueó ante esas palabras.
En ese momento, ya no era el compañero alegre y despreocupado que siempre veía Freya a su lado. Una sombra de seriedad se apoderó de sus rasgos juveniles, marcando una madurez repentina y sorprendente.
Miró fijamente a Kristian, con voz llena de convicción. «Freya no va a hacer nada. Ella sabe exactamente qué tipo de hombre soy. Aunque pasara algo, ella creería en mí, porque somos amigos».
Los siete nunca habían dudado de su fe mutua. Su vínculo era profundo, construido sobre años de lealtad y confianza inquebrantables. Bromeaban, reían y se tomaban el pelo, pero cuando realmente importaba, se apoyaban unos a otros sin dudarlo.
Frederick intervino con tono serio: «Si tu afecto por Freya es sincero, deberías respetar sus deseos».
Miró a Kristian con aire crítico, considerándolo un poco tonto en cuestiones del corazón. «Si no puedes hacerlo, al menos deja de meterla en tus líos y de causarle dolor».
Un aura fría envolvió a Kristian, y su actitud se volvió gélida. Respondió con un tono desafiante: «¿Y con qué derecho me das consejos tan atrevidos?».
«Como amigo de Freya», respondió Frederick sin pestañear.
La expresión de Kristian se endureció y apretó los labios. En el fondo, sabía que no podía alejarse de Freya, no hasta que resolviera la confusión de sus propios sentimientos.
Al darse cuenta de la determinación de Kristian, Frederick insistió: «Soy consciente de la tensión que hay entre tú y Freya. ¿Cómo puedes decir que te importa si no confías en ella?
Kristian sintió un nudo en el pecho al asimilar las palabras, que encendieron una llama de inquietud que no dejó traslucir en su rostro.
—Dime, si Freya estuviera en una habitación con tu familia y ocurriera una tragedia, ¿no albergarías sospechas?
Frederick respondió de inmediato, con voz firme: —No. Sé exactamente cómo es Freya, confío en ella con mi vida.
Con el ambiente cargado entre ellos, la conversación llegó a su fin. Kristian le dirigió a Frederick una mirada profunda e indescifrable, luego se levantó y salió sin decir una palabra, dejando el peso de su intercambio flotando en el aire.
Mientras Frederick veía a Kristian atravesar la puerta, exhaló profundamente, sintiendo el sudor frío empapándole la espalda. La intensidad que desprendía Kristian era demasiado abrumadora para él. Su corazón latía con fuerza y sus nervios estaban a flor de piel por el miedo. Kristian no solo era intimidante, era aterrador.
Buscando algo de consuelo, Frederick escribió rápidamente un mensaje en el chat grupal. «Freya, creo que me debes algo por calmar mis nervios. ¡Kristian me ha dejado prácticamente petrificado!».
Mientras tanto, Freya esperaba ansiosa una llamada de Melvin. Antes, cuando había intentado localizarlo, estaba muy ocupado y solo le había enviado un mensaje para que esperara. Al ver el mensaje de Frederick, sintió curiosidad y preguntó: «¿Qué quería exactamente?».
La respuesta de Fred no se hizo esperar, con un tono entre bromeando y en serio. «Quería que te espiara, que le pasara información. Incluso me ofreció mil millones como incentivo, pero lo rechacé, por ti, claro. ¿No crees que me debes una pequeña compensación? Quizás solo un detalle, ¿qué tal medio billón?».
Freya arqueó una ceja y preguntó con tono burlón: «¿Estás seguro de que es eso lo que quieres?».
Al darse cuenta de que se había pasado de la raya, Fred se echó atrás rápidamente y le aseguró que solo estaba bromeando. Al fin y al cabo, Freya era alguien a quien tenía en alta estima, alguien a quien respetaba de verdad. Sabía muy bien que cualquier intento de extorsionarla seguramente se volvería en su contra.
.
.
.