Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 350
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Capítulo 350:
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La respuesta de Freya fue una brusca inhalación de aire: estaba completamente desconcertada por la revelación.
«No te preocupes, no tengo intención de aceptarlo». Hugh se apresuró a tranquilizarla, con palabras rápidas y firmes, como para evitar cualquier malentendido que ella pudiera albergar. «Me encargaré de que le devuelvan todo lo que ha traído».
«Sigue hablando con él. Ahora vuelvo», dijo Freya, frunciendo el ceño mientras su mente se apresuraba por encontrarle sentido a los motivos de Kristian. ¿En qué demonios estaba pensando para aparecer así, de improviso, para ver a su padre? ¿Se había vuelto completamente loco?
La descarada audacia de su gesto la dejó momentáneamente sin palabras.
Hugh dudó un momento, frunciendo ligeramente el ceño, pero decidió callarse.
Una vez terminada la llamada, regresó lentamente al estudio. Kristian seguía allí, de pie, rígido, con su traje a medida.
Hugh se dejó caer en el sillón y se encontró con la mirada de Kristian, volviendo al comentario que había hecho antes. Le recordó con frialdad: —Ustedes dos ya están divorciados.
—Por eso precisamente estoy aquí —replicó Kristian, con voz majestuosa—. Debería haber venido a verte, suegro, en los últimos dos años. Admito que fue un descuido por mi parte.
«
Una sonrisa burlona se dibujó brevemente en los labios de Hugh ante la confesión de Kristian. ¿De dónde sacaba el descaro?
«No sabía que te habías casado con Mina, así que no pude intervenir. Pero me aseguraré de que no vuelvas a tener otra oportunidad con ella», declaró Hugh con tono resuelto y sin rastro de vacilación.
«Sé lo que le hiciste».
—Reconozco mis errores del pasado y te pido perdón —comentó Kristian, con un comportamiento notablemente mejor que antes—. Te doy mi palabra: no volverá a ocurrir.
Hugh respondió con voz firme. —No puedes volver atrás y fingir que nunca ocurrió, Kristian. Un hombre tiene que vivir con las decisiones que toma. Ya te has divorciado de ella, es hora de que ambos sigáis adelante.
Kristian se inclinó ligeramente hacia delante, con tono mesurado y firme. —Todo el mundo ha tomado decisiones que desearía poder cambiar. ¿Usted no, señor Briggs?
Hugh dudó, y su expresión se ensombreció al aflorar viejos recuerdos.
Kristian continuó, con voz tranquila pero insistente. —Algunos errores son irreparables, pero esta situación aún ofrece una oportunidad de redención.
—¡No, no la hay! —interrumpió Ethel bruscamente, su voz cortando el aire tenso.
La intensa mirada de Kristian se clavó en ella, sus ojos bullían con pensamientos tácitos.
Ethel, plenamente consciente de que escuchar a escondidas era moralmente cuestionable, no podía quitarse de la cabeza la sospecha de que Kristian ocultaba motivos ocultos.
«El pasado es un libro cerrado», declaró Ethel con firmeza, su voz resonando con determinación. «Desde que abandonaste a mi hermana por lo que llamas tu ex, no hay camino de vuelta con ella».
La sola idea de que los ex perturbaran la felicidad presente le ponía los pelos de punta.
«Me equivoqué», admitió Kristian, con tono firme pero sincero.
La expresión de Hugh se agrió, apenas conteniendo su aversión por Kristian.
Ethel permaneció en silencio, pero sus ojos ardían de desprecio.
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