Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 336
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Capítulo 336:
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—¿Quién es? —insistió Hugh.
Ethel le lanzó una mirada significativa a Hugh.
Él captó la indirecta de inmediato: tenía que ser Cheryl o Vivien. ¿No les habían dicho que no lo molestaran esta noche? ¿Por qué había aparecido alguien entonces?
—¿Su nueva compañera? —preguntó Freya.
—¡No! —respondió Ethel con brusquedad.
—¿Vivien Garza? —intentó Freya de nuevo.
Ethel miró a su hermana con una mezcla de sorpresa y curiosidad. —¿Cómo… cómo lo has adivinado? ¿Cómo conocías ese nombre?
—Déjala pasar —dijo Freya con calma. Tenía curiosidad por saber qué quería Vivien.
Ethel miró a Hugh en busca de confirmación y, al recibir un gesto afirmativo, fue a abrir la puerta a Vivien.
Hugh había estado reprendiendo en silencio a Vivien en sus pensamientos. Vivien solía ser considerada, así que ¿por qué había decidido armar un escándulo justo cuando él esperaba disfrutar de un rato tranquilo con Freya?
Para evitar cualquier malentendido con Freya, aclaró: —Antes de que volvieras, les llamé y les dije que quería pasar el día solo con vosotras en casa, sin interrupciones. No sé por qué ha aparecido de repente.
—No pasa nada —dijo Freya, sin inmutarse.
Sospechaba que Vivien había venido por Edwin, o quizá esperaba aprovechar su situación actual en su beneficio.
Al poco rato, Ethel hizo pasar a Vivien.
Vivien se mostró visiblemente sorprendida al ver a Freya y dirigió la mirada a Hugh con un gesto de conmoción. Su expresión parecía preguntar cómo se atrevía Hugh a traer a Freya allí. ¿No le preocupaba que su hija se enterara?
—Vivien, ¿qué te trae por aquí? —preguntó Hugh con cortesía.
—Necesito hablar contigo.
» Vivien se acercó a Hugh, mordiéndose el labio. «¿Podrías decirles que nos dejen un momento?».
Hugh se sobresaltó. ¿Entendía ella la importancia de su petición? ¡Ambas eran sus preciosas hijas! Pedirles que se marcharan podría hacerles sentir fácilmente que él prefería a su «nueva hija» antes que a ellas.
«Di lo que tengas que decir aquí mismo», insistió Hugh, muy consciente de los sentimientos de Freya y Ethel. «Son parte de esta familia, no son extrañas».
Vivien apretó los puños. ¿De verdad Ethel había aceptado tan rápido la presencia de Freya?
«Lo que necesito hablar es bastante delicado. ¿Estás seguro de que podemos hablar de ello aquí?». Midió cuidadosamente sus palabras, recordando el consejo de su tío.
Hugh estaba perplejo. ¿Tan delicado podía ser?
Vivien respiró hondo, se acercó y susurró: —Sé lo de tu relación con ese asesor de inversiones.
—¿Y qué? —preguntó Hugh con total naturalidad. ¿Qué más daba que Vivien lo supiera? Freya ya trabajaba en Briggs Group, lo que significaba que no le importaba ser el centro de atención. Él siempre había esperado que se supiera su relación con Freya.
Vivien se sorprendió por su respuesta tan despreocupada.
Frunció el ceño, confundida, y espetó: «¿No te preocupa que Ethel se entere de esto?».
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