Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 306
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Capítulo 306:
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Kristian se quedó en silencio. ¿Estaba dejando claro que quería romper toda relación entre ellos? Si hubiera un niño de por medio, ¿eso suavizaría su determinación? ¿Se quedaría por su bien?
Mientras estos pensamientos se arremolinaban en su mente, una punzada de frustración le atravesó el pecho, dirigida directamente a Felipe. ¿Por qué Farrah no se había divorciado de él?
—Una vez que estés en Alerith, mantén a Farrah escondida —dijo Kristian de repente. «Felipe ya sabe que está allí».
Freya vaciló por un momento. ¿Por qué había cambiado la conversación a Farrah?
No le dio mucha importancia, ni sospechó que Kristian estuviera tratando de manipularla. Respondió con tranquila confianza: «Alerith es una ciudad grande; nunca la encontrará».
Kristian no dijo nada más.
Su confianza le intrigaba. ¿Confiaba en sus propias habilidades, en los contactos de Trent o quizá en la influencia de la familia Briggs? Mientras reflexionaba sobre estas preguntas, su mirada se posó en ella, estudiándola con más atención que antes.
—Ya hemos llegado —anunció Freya con voz firme mientras aparcaba el coche y echaba un vistazo al juzgado al otro lado de la calle. Sacó la llave del coche con la intención de salir.
En ese preciso momento, la mano de Kristian se extendió y le agarró la muñeca.
Freya lo miró, con expresión perpleja, como si estuviera mirando a un extraño. —¿Qué pasa?
—¿Puedes decirme quién eres realmente? —Los oscuros ojos de Kristian buscaron los de ella, aumentando la intensidad de su agarre—. ¿Y dónde está tu familia?
La mirada de Freya titubeó, solo por un segundo.
No tenía intención de revelarle nada de eso, pero las palabras salieron de sus labios casi a regañadientes. —Te lo diré cuando nos hayamos divorciado.
—¿No puedes decírmelo ahora? —Kristian frunció el ceño y su voz se tiñó de frustración.
—No —respondió Freya con firmeza, liberando su muñeca de su agarre.
—Date prisa, que el personal va a terminar su jornada. —Y, con eso, salió rápidamente del coche.
Kristian se quedó mirando su mano vacía, y los recuerdos le inundaron como una fotografía olvidada.
La vez que la llevó a conocer a Ashley. En aquel entonces, ella solo le había mencionado el dolor que le estaba causando, pero no se había resistido. ¿Acaso había estado ocultando su capacidad para defenderse todo este tiempo?
Antes de que pudiera dar sentido a sus pensamientos, Freya ya había abierto la puerta del coche y lo había sacado. Se dirigieron juntos al juzgado.
En menos de media hora, el papeleo estaba listo y su divorcio era oficial.
Kristian se sentía como si estuviera flotando en un sueño, como si una parte importante de su vida hubiera desaparecido en ese instante.
Cuando el personal les preguntó si se divorciaban voluntariamente, pensó en decir que no. Pero sabía que, si lo hacía, Freya desaparecería sin dejar rastro, abandonando Jeucwell sin una palabra, y él nunca volvería a verla.
Así que asintió, firmó los papeles y, sin más, se divorciaron. A las 4:40 de la tarde, Kristian y Freya salieron del juzgado.
Freya sintió una sutil extrañeza, una sensación casi surrealista, como si ese momento, esa transición, fuera demasiado grande para comprenderlo del todo. Sin embargo, no era algo inusual. Kristian había sido su primer amor y ahora era su exmarido. Era natural que quedara una sensación de extrañeza. Reflexionando sobre el mensaje que Trent acababa de enviarle, le dijo a Kristian: «Adiós».
«Adiós», respondió Kristian, con la mirada oscura e inquebrantable mientras la veía marcharse.
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