Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 281
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 281:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
—Pase, por favor. —La voz de Kristian, siempre serena, tenía esta vez un inconfundible tono de frialdad.
Gerard, percibiendo el sutil cambio, respiró hondo para calmarse y abrió la puerta, con los documentos apretados en la mano. «Estos son los documentos que debe firmar hoy. Revíselos con calma».
«Déjelos ahí», ordenó Kristian con tono distante. Gerard obedeció sin dudar y colocó los documentos cuidadosamente en el lugar indicado. «Entendido».
Aunque la urgencia lo carcomía, era muy consciente de que cualquier presión que ejerciera en ese momento podría ser contraproducente. Teniendo en cuenta su propia situación financiera —su sueldo, sus bonificaciones y sus preciadas vacaciones—, había pensado que era mejor calmar primero los ánimos de Kristian.
—Sr. Shaw, ¿sigue perturbado por la noticia que le he dado esta mañana? Al principio, Gerard había planeado un enfoque más cauteloso, pero, tras pensarlo mejor, decidió abordar el tema de frente.
Kristian, con la mente confusa por el aparente desinterés de Freya, apenas podía ocultar su distracción. «No».
«¿Podría ser…?» Gerard se atrevió a seguir adelante.
«¿No tiene asuntos más urgentes que atender?», interrumpió Kristian.
«Ninguno que supere la importancia de abordar sus preocupaciones», respondió Gerard en voz baja, con tono preocupado.
Kristian apartó la mirada de la pantalla del ordenador portátil y la posó en Gerard.
«Si no hay nada más, puede volver a sus tareas». Kristian se abstuvo de mostrar abiertamente su irritación, pero sus rasgos se volvieron claramente fríos. —Por favor, asegúrate de recoger los documentos al final del día.
Al oír esto, Gerard se sintió dividido, sin saber si marcharse o quedarse un momento más.
—¿Tienes algo más que decir? —La voz de Kristian denotaba un atisbo de impaciencia, lo que indicaba su deseo de mantener una breve conversación.
Gerard se quedó inmóvil, clavado en el sitio.
Basándose en sus años de experiencia y en sus recientes observaciones de los cambios de humor de Kristian, llegó a la conclusión de que solo algo relacionado con Freya o Ashley podía provocar tal reacción. Dado que la mención de Ashley no había perturbado a Kristian, era probable que fuera Freya la causante del malestar. «La investigación que inicié sobre Charlie no ha dado ningún resultado hasta ahora», aventuró Gerard con cautela, escrutando el rostro de Kristian en busca de cualquier cambio en sus emociones.
«¿Podría compartir algún detalle más específico que pudiera ayudar en la investigación?».
Al oír esto, la expresión de Kristian se volvió gélida e indescifrable. Entrecerró los ojos y pronunció una reprimenda escalofriante. «Cese en su investigación; ya no es necesaria».
La confusión nubló la mente de Gerard. —A partir de este momento, abstente de pronunciar el nombre de Freya en mi presencia o de hablar de cualquier cosa relacionada con ella —declaró Kristian con voz cargada de furia y visiblemente agitado.
Gerard comprendió al instante la gravedad de la situación. —¿Y qué pasa con el proceso de divorcio de mañana?
—¿No te he dicho expresamente que evites ese tema? —replicó Kristian, con irritación creciente ante la mera mención del divorcio. Le desconcertaba la insistencia de Freya en poner fin a su matrimonio, sobre todo después de que él hubiera solucionado sus problemas con Ashley y prometido dedicarse por completo a ella. ¿Qué motivaba su implacable determinación?
—Aunque no conozco los detalles de tu ruptura con la señorita Briggs —comenzó Gerard con cautela, su admiración por Freya haciéndolo actuar con prudencia—. Me inclino a pensar que la culpa podría ser tuya.
Kristian lo miró fijamente. ¿Se atrevía Gerard a desafiarlo?
.
.
.