Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 276
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Capítulo 276:
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Kristian se quedó de pie, confundido por su abrupta acusación.
—Si ya no confías en mí, será mejor que me vaya —declaró Ashley, con tono resuelto y desafiante.
Comenzó a recoger sus pertenencias, con movimientos deliberados e indiferentes, como si se preparara para romper los lazos sin mirar atrás.
Durante todo el proceso, el comportamiento de Ashley era el de alguien cuyo corazón había sido destrozado, completamente desilusionado por la traición de un amante.
Kristian avanzó hacia su habitación y se detuvo en la puerta para hacerle una pregunta escalofriante. «Aún no me has explicado por qué me engañaste y regresaste. ¿Cuál fue tu verdadero motivo?».
«Si tienes dudas sobre mi sinceridad, ¿por qué te molestas en preguntar?». Ashley respondió tras una breve vacilación, bajando la voz. «Independientemente de mis explicaciones, sospecharás que son mentiras, ¿verdad?».
Esta observación directa hizo que Kristian frunciera ligeramente el ceño y apretara con más fuerza el teléfono.
Reflexionó sobre las palabras de Freya.
«¿Confías en todo el mundo menos en mí?».
«Lo creas o no, soy inocente de esas acusaciones».
Su voz, al pronunciar estas negativas, ahora reflejaba el tono actual de Ashley. ¿Cómo le había respondido él? Sus respuestas habían sido despectivas. «No creo ni una palabra de lo que dices ni ninguna de las pruebas que presentas». También le había dicho: «Freya, no puedo entender cómo he podido juzgarte tan mal».
Kristian se quedó pensando en esos recuerdos, con los sentimientos revueltos.
Ashley había conseguido exactamente la reacción que deseaba.
A raíz de los últimos acontecimientos, Kristian se dio cuenta de que, sin darse cuenta, podría haber albergado sentimientos por Freya. Solo ella tenía el poder de perturbarlo tan profundamente.
Ashley ya no podía mantener su farsa, y Kristian seguramente rechazaría el matrimonio ahora.
Su único recurso era marcharse antes de que él descubriera por completo su engaño. Quizás entonces, si sus caminos se cruzaban de nuevo algún día, existiría un débil atisbo de esperanza.
«Me voy». Ashley terminó de recoger sus cosas y, pasando junto a Kristian, le susurró: «Aunque no lo creas, nunca te he mentido».
Con esas palabras flotando en el aire, se dio la vuelta para marcharse.
Justo cuando llegaba al umbral, la voz de Kristian la detuvo.
«Espera».
—¿Algo más? —preguntó ella, sin volverse.
—¿Quién te ayudó a falsificar los registros del hospital?
—Mi primo. Ashley había ensayado esta explicación meticulosamente—. Trabaja en ese centro. No quería que mis amigos se preocuparan por mi salud, así que le pedí que me hiciera una versión falsa.
La mirada de Kristian la atravesó. Le parecía totalmente inverosímil.
Sin embargo, al reflexionar sobre sus palabras anteriores, la imagen de Freya se materializó espontáneamente en su mente.
«Me operaron en otro hospital hace tres meses, pero debido a circunstancias excepcionales, ese centro no conserva ningún registro de mi estancia». Ashley mostró más convicción en su actuación. «El Evergreen Hospital, del 3 de mayo al 7 de junio. Puedes verificarlo si quieres. En cuanto a por qué volví con usted, mis razones siguen siendo las mismas que antes».
Tras responder a su pregunta, Ashley se secó una lágrima inexistente, con los ojos secos.
Kristian luchó por identificar su estado emocional.
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