Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 254
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Capítulo 254:
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Su sueño, por increíble que pareciera, era convertirse en una artista en su oficio.
«Ya te he dicho lo que tenía que decirte. Ahora la decisión es tuya». La voz del agente se suavizó con preocupación, consciente de la gravedad de la decisión a la que se enfrentaba Farrah.
La llamada terminó.
Farrah se quedó inmóvil, perdida en sus pensamientos. Volver con Felipe nunca fue una opción. No sacrificaría el futuro de su hijo, pasara lo que pasara.
Pero su carrera…
Con la prohibición de Felipe, sería intocable, demasiado arriesgada para que los directores la tuvieran en cuenta.
El peso de todo ello la abrumó.
Freya colocó con delicadeza un vaso de agua sobre la mesa de café frente a ella.
—Toma un poco de agua, Farrah.
—Gracias —respondió Farrah con una sonrisa tranquila, sin querer que Freya se preocupara. Dio un sorbo, tratando de parecer serena.
Después, preocupada por que Freya notara algo raro, empezó a charlar, con los ojos brillando con un brillo falso. —¿Cómo es que nunca supe que eras tan buena luchando?
—Nunca hubo necesidad de demostrarlo —respondió Freya con sencillez.
Farrah le hizo un cumplido en tono juguetón. —Eres genial, Freya.
—Te apoyaré en lo que respecta a tu carrera —dijo Freya con tono serio.
Farrah se detuvo, confundida. Sus ojos cuestionaban las palabras de Freya. —¿Eh?
—No te preocupes por lo que dijo tu agente —explicó Freya, que había escuchado la conversación. Llevaba allí de pie, esperando con el agua, mucho antes de que Farrah se diera cuenta de su presencia.
Al oír las palabras de Freya, Farrah se detuvo y luego sonrió con naturalidad.
—Solo está bromeando. Felipe no puede controlar mi carrera.
Su amiga ya había ofendido a Felipe por su culpa.
¿Cómo podía permitir que Freya se preocupara también por su carrera?
—Céntrate en ti y en el bebé durante los próximos meses. No te preocupes por los recursos que te han quitado —dijo Freya con tono tranquilizador y expresión firme—. Cuando hayas tenido al bebé y te hayas recuperado, te ayudaré a conseguir oportunidades aún mejores.
Mejores oportunidades laborales.
—Freya… —Farrah aclaró la garganta y se animó.
El optimismo de Freya le resultaba entrañable.
La forma en que Freya pintaba un futuro mejor era, de alguna manera, más convincente que cualquier discurso que le hubiera dado su agencia.
Freya sonrió. —¿Qué te parece?
—¡Genial! Podrías incluso dirigir una empresa —bromeó Farrah, aunque en su corazón ya había empezado a aceptar su situación.
Creía que después de cada tormenta llegaba la calma.
Se negaba a dejar que las acciones de Felipe controlaran su destino.
Freya sonrió. «Yo tengo una empresa».
«¡Vamos, estás bromeando!», se rió Farrah, dando un ligero codazo a Freya en el hombro. «Aunque tengas 1400 millones en el banco, eso solo son ahorros».
Freya se quedó sin palabras por un momento.
«No te preocupes, estoy bien». Farrah le puso la mano suavemente en el hombro. «Cuando nazca el bebé, trabajaré duro para manteneros a los dos».
¿Y Felipe? No volvería a verlo nunca más.
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