Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 245
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Capítulo 245:
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«Cinco minutos para ducharse, dos minutos para el acto», respondió Kristian con una franqueza inesperada, moviendo apenas sus finos labios. «Tal eficiencia no es imposible».
Trent se ajustó las gafas una vez más, aparentando estar completamente imperturbable, y soltó una suave risa. «Parece que tienes una considerable experiencia en ese ámbito».
Kristian se quedó momentáneamente sin palabras.
Reprimió su respuesta instintiva y devolvió el teléfono con una observación mesurada. —Me refería a tus capacidades, no a las mías.
—Tus valoraciones siempre fallan, excepto en cuestiones de negocios —replicó Trent, insinuando sutilmente que Kristian había juzgado mal la situación.
Kristian permaneció inusualmente callado.
Se dio cuenta de que Trent estaba insinuando que su trato hacia Freya había sido injusto.
«¿Qué hay de los hombres que entraron en la habitación de Freya antes? —preguntó Kristian, intensificando la mirada—. ¿Han identificado a la persona que entregó la carta?
—La investigación continúa —admitió Trent con franqueza—. Estamos intentando recuperar más imágenes de las cámaras de vigilancia. En cuanto a los que estaban en la habitación de Mina, solo eran empleados que creían erróneamente que Mina era una mujer cruel.
Trent reconoció que era el momento óptimo para continuar.
Compartió metódicamente con Kristian todos los detalles del incidente del hotel. Su motivación no era justificarse, sino reconocer que ciertos aspectos justificaban los recursos de investigación de Kristian. Aunque Trent había descubierto varias pistas, otros elementos seguían estando fuera de su alcance. Tras diez minutos de cuidadosa explicación, Kristian había asimilado el relato completo de Trent.
La narración coincidía perfectamente con la versión de Freya, pero Kristian sabía distinguir un testimonio genuino de una historia inventada.
Esta constatación lo llenó de incomodidad.
Había acusado injustamente a Freya de nuevo por el incidente de la noche anterior y, fuera de su apartamento, le había dicho con crueldad que su única preocupación era la destrucción de su certificado de matrimonio, incluso aunque su apartamento estuviera en llamas.
Pensó que ella debía de sentir un gran resentimiento hacia él en ese momento.
—Después de pasar dos años con Mina, deberías saber qué tipo de persona es —la defendió Trent con una sinceridad inesperada—. Puedes cuestionar mi integridad, pero sus principios morales siguen siendo irreprochables.
Trent se enderezó el traje, un gesto suave que subrayaba su comportamiento elegante. —Si no hay nada más, me voy —dijo con voz tranquila, pero impregnada de una agudeza subyacente. «Parece que era una trampa bien tendida».
—Espera un momento —lo detuvo la voz de Kristian.
Trent levantó la mirada, esperando a que continuara.
La intensa y cautelosa mirada de Kristian se encontró con la suya, planteándole una pregunta que le atravesó hasta lo más profundo. —¿Qué sientes exactamente por Freya? —Su voz era baja, y la pregunta estaba cargada de un desafío tácito.
La respuesta de Trent fue pulida, su tono uniforme. —Seré quien ella necesite que sea.
Sus ojos brillaron brevemente con una variedad de emociones al hablar de Freya, su compañera de juegos de la infancia.
Su conexión era profunda, más profunda que la amistad, más firme que el amor, un vínculo que rivalizaba con los lazos familiares.
Si Freya decidiera casarse con él, él sería feliz de ser su novio. Si ella no quisiera eso, él estaría encantado de permanecer a su lado como amigo de toda la vida.
La expresión de Kristian se endureció mientras procesaba las palabras de Trent. —No sientes nada romántico por ella, ¿verdad? —preguntó con tono escéptico.
—¿Eso es lo que piensas? —replicó Trent, arqueando ligeramente las cejas. —Si realmente te importara, ¿no te molestaría que ella aún conserve su primer amor? —insistió Kristian, endureciendo el tono.
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