Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 23
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos tres veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 23:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
—¡Lionel! —La voz de Freya, teñida de conmoción, rompió el aire tenso—. ¡Cómo te atreves a preguntarlo!
La voz de Lionel retumbó con furia—. Después de dos años de matrimonio, ¿alguna vez te has preocupado de verdad por Freya? ¡Como marido, sigues ajeno a su pasado!
Con cada palabra, la ira de Lionel aumentaba, y su desdén por Kristian era palpable.
Consideró seriamente la posibilidad de echar a Kristian de allí en ese mismo instante.
—Freya —intervino Melinda, con voz tranquilizadora en medio del caos. Ella percibía que la indiferencia de Kristian era la causa del infortunio de Freya en su matrimonio y le aconsejó—: Dale otro año a Kristian. Si después sigues pensando lo mismo sobre el divorcio, apoyaré tu decisión.
Freya abrió la boca para objetar: «No, yo…».
«En realidad, no me queda mucho tiempo», interrumpió Melinda, bajando la voz hasta convertirla en un susurro sombrío. Sus ojos se apagaron con el peso de las verdades que no pronunciaba. «No lo he mencionado antes porque no quería ser una carga para vos».
La habitación quedó en silencio. Isaac se quedó sin palabras, luchando por asimilar la gravedad de la situación.
La expresión de Freya era una mezcla de confusión y preocupación.
Kristian estaba igualmente desconcertado.
Si Melinda se enfrentaba realmente a sus últimos días, ¿por qué Isaac parecía tan totalmente desprevenido ante la revelación?
La voz de Melinda temblaba al compartir el sombrío diagnóstico. —El médico ha dicho que tengo cáncer de estómago y solo me queda un año y medio de vida. —Su espíritu parecía apagarse con cada palabra, y su postura se encogía bajo el peso de su propia desesperación—. Freya, ¿podrías quedarte con Kristian solo un año más? Solo uno, ¿vale?
Freya sacó el estetoscopio de su bolso y examinó suavemente a Melinda, clavando la mirada en sus pupilas.
Melinda parpadeó, sorprendida por la inesperada respuesta de Freya. «Quizá te has topado con un médico bastante inepto», sugirió Freya, con un tono juguetón, como para suavizar la crudeza de sus palabras. «Tu estado es estable y fuerte. Además, no hay ningún anillo oscuro alrededor del iris, lo que indica que el estómago está sano».
Atrapada en su propia trampa, la fachada de Melinda se resquebrajó y aflojó el agarre mientras luchaba por contener una mezcla de vergüenza y resignación. «Freya…
«Kristian y yo hemos tomado la decisión de divorciarnos después de pensarlo mucho. Te agradecería que no me presionaras al respecto», explicó Freya, con voz suave pero firme, ofreciendo a Melinda un gesto reconfortante. «Gracias por tu amor y apoyo durante todos estos años».
Las lágrimas brotaron de los ojos de Melinda, testimonio de su genuina renuencia.
Siempre había anhelado tener una hija, pero en su lugar había sido bendecida con dos hijos. En Freya había encontrado a la hija que nunca tuvo, lo que hacía que esta despedida fuera aún más emotiva.
«¿Estás segura?», intervino Lionel, con voz baja y tensa, el rostro demacrado y marcado por una clara renuencia.
Freya asintió con decisión. «Sí, estoy segura».
Un pesado silencio se apoderó de la habitación mientras todos asimilaban la firmeza de su voz.
.
.
.