Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 220
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Capítulo 220:
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Su expresión era una máscara de sinceridad mientras continuaba.
«Ven a verme cuando lo hayas comprobado todo por ti mismo».
Kristian cogió su teléfono y sus ojos se posaron brevemente en la foto que brillaba con historias sin resolver.
La voz de Ashley estaba teñida de una mezcla de resignación y audacia mientras explicaba:
«Esas fotos son reales. Estaba resignada a mi destino, esperando el final, pero él me convenció de someterme a la cirugía y se quedó a mi lado durante todo ese difícil periodo. Incluso intentamos salir juntos durante una semana, pero pronto nos dimos cuenta de que nuestras incompatibilidades eran demasiado grandes. Si es un problema, me apartaré de tu camino». Su tono denotaba la silenciosa precisión de una retirada táctica.
Fue una maniobra inteligente, un golpe maestro que dejó incluso a Kristian atrapado en su laberinto emocional. Estaban enzarzados en un duelo mental, cada uno tendiendo trampas para que el otro cayera en ellas.
Si ella hubiera descartado las fotos como falsas, Kristian podría haber albergado dudas. Sin embargo, su sincera confesión lo desarmó por completo.
«Si admites que son reales, ¿por qué dijiste que Freya las había manipulado?», preguntó Kristian, clavándole la mirada en el rostro.
Ashley le devolvió la mirada, y su respuesta fue una vacilación sin palabras que lo dijo todo. El silencio lo golpeó con una revelación repentina.
Su trato hacia Freya había moldeado la percepción que los rodeaba, pintándola como un blanco para la crueldad. Su dureza anterior hacia Freya llevó a Ashley a creer que era alguien a quien se podía manipular.
—Solo me quedan cinco meses —Ashley cambió de tema de repente, suavizando el tono de voz.
—No necesito que nos casemos, pero quiero estar contigo, aunque solo sea un breve romance de cinco meses.
—Averiguaré qué está pasando realmente —murmuró Kristian, levantándose con la carpeta en la mano, sin decir nada más.
Ashley fijó la mirada en el expediente y una sombra de incertidumbre cruzó su rostro antes de hablar, con un tono de urgencia en la voz.
—Los informes médicos de tu expediente son falsos. Será mejor que los tires.
—Son documentos oficiales de la empresa —replicó Kristian con calma, sin apartar la mirada.
—No son registros médicos.
Con esas últimas palabras, se dio la vuelta y salió de su apartamento. No se molestó en preguntarle cómo había conseguido falsificar los registros médicos, ni deseaba ahondar en ese misterio.
Cuando la puerta se cerró detrás de él, la compostura de Ashley se hizo añicos. Se derrumbó en el sofá, completamente agotada. Un sudor frío le empapaba la espalda y sus labios se volvieron pálidos, desprovistos de todo color.
Nadie podía imaginar cómo había logrado sobrevivir a aquella terrible experiencia.
Ahora sola, luchaba contra el terror de haber tenido que enfrentarse a Kristian, la única persona capaz de ver más allá de su fachada. La idea de que su red de mentiras pudiera desmoronarse en cualquier momento la atormentaba.
Tras unos momentos de tenso silencio, reunió las fuerzas para alcanzar el teléfono. Sus dedos temblaban mientras marcaba el número que había guardado anteriormente.
Era un movimiento desesperado, pero necesario. Si no contactaba con esa persona ahora, las repercusiones podrían ser catastróficas.
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