Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1791
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Capítulo 1791:
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«¿Cuál fue el peor momento?». Ellis tenía un agudo ojo para las emociones. Podía ver la tensión que Damian ocultaba. «Basta con una simple explicación. No te pongas tenso». »
Damian apretó los labios, recordando aquellos pensamientos oscuros. Abrió la boca, dudó y volvió a hacer una pausa. ¿Seguiría aceptándolo el padre de Nina después de oír esto?
«Si te resulta demasiado difícil, no tienes por qué contarlo», dijo Ellis con delicadeza, al ver la confusión que sentía.
«La quería solo para mí», admitió Damian finalmente, bajando la mirada. Su voz era ronca. «Quería encerrarla. Quería que su mundo girara en torno a mí y a nadie más».
Eran cosas que ni siquiera le había contado a Nina. En un momento dado, incluso había buscado en Internet formas de mantenerla cerca sin levantar sospechas. Se odiaba a sí mismo por ello.
Ellis mantuvo una expresión neutra. Cuando se enteró de que Damian necesitaba tratamiento, pensó que el problema iba más allá de los celos normales. «Entonces, ¿por qué no hiciste nada al respecto?». Esa era la pregunta que más le importaba a Ellis.
«No lo sé», respondió Damian con sinceridad. «Quizás no quería verla asustada o llorando. O quizás… ella era demasiado buena para ser tratada de esa manera».
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No tenía una respuesta clara. Solo sabía que cada vez que esos impulsos afloraban, la culpa lo golpeaba con la misma fuerza. Ese conflicto, con el tiempo, había hecho que sus emociones se volvieran inestables, por lo que había buscado ayuda.
—¿Y ahora? —preguntó Ellis con calma.
—Ahora… esos sentimientos siguen ahí, un poco. Pero puedo controlarlos —Damian respiró hondo—. Y, más que nada, quiero que ella sea feliz.
Ellis lo miró durante un momento. —¿Qué significa ella para ti?
—Es mi ancla. Mi paz —respondió Damian sin dudar. En su corazón, añadió en silencio: era su luz, que iluminaba cada rincón oscuro de su mundo.
—No tenemos ninguna objeción a tu relación con ella —dijo Ellis con sinceridad.
—Solo una cosa.
—Por favor, dímela. Damian seguía preparándose mentalmente.
—Apreciala, de verdad —dijo Ellis con firmeza—. La hemos mimado mucho y a veces puede ser un poco testaruda. Espero que seas paciente con ella.
—Es increíble —respondió Damian de inmediato.
Ellis sonrió, se levantó y le dio una palmada firme en el hombro a Damian. —Tú también eres genial. Ten confianza en ti mismo.
Esa simple frase tocó algo profundo en Damian, dándole una sensación de fuerza que no sabía que necesitaba.
—Bajemos —dijo Ellis. Desde el momento en que Damian había llegado, había percibido la falta de confianza del hombre—. Si nos quedamos más tiempo, Nina pensará que te estoy haciendo pasar un mal rato.
—Señor Lambert —lo llamó Damian de repente.
Ellis se detuvo—. ¿Sí?
«Cuidaré bien de Nina. No dejaré que le hagan daño», prometió Damian con voz firme. «Tiene mi palabra».
«Le creo», dijo Ellis. Por lo que había visto de Damian antes y por todo lo que había oído ahora, tenía una buena impresión de él. «Pero si sus emociones vuelven a descontrolarse, sea sincero con ella. Busque ayuda. Hable con ella».
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