Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1773
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Capítulo 1773:
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Siempre había pensado que a ella le gustaba por ser mayor y más maduro que los demás.
Si dejaba de lado esa imagen, ella dejaría de gustarle.
Pero ahora se daba cuenta de que se había equivocado.
Abrumado, de repente la atrajo hacia él y la abrazó con fuerza. Su inquieto corazón, por fin, estaba en paz.
Todos los miedos, todas las inseguridades… habían desaparecido.
Por fin podía respirar.
«Lo siento», murmuró.
Nina ladeó la cabeza, con los ojos llenos de curiosidad. «¿Por qué te disculpas?».
Damian no respondió.
Simplemente sabía que se lo debía.
Había seguido alejándose, incluso cuando ella lo quería profundamente. Y a cambio, no le había dado lo que se merecía.
«¿Me has engañado a mis espaldas?», preguntó Nina con una sonrisa burlona, aunque su tono dejaba claro que sabía que él nunca haría algo así. «Para que lo sepas, creo que eres increíble y me gustas mucho, pero ¿engañarme? Eso es algo que nunca toleraré».
«No», respondió Damian con sencillez.
« «Entonces, ¿qué es?», insistió Nina, sin estar dispuesta a dejarlo pasar tan fácilmente.
Damian dudó, atrapado en una maraña de emociones, sin saber si hablar o quedarse callado.
Tras un momento de deliberación interior, decidió sincerarse.
Dada la forma en que ella siempre lo había tratado —con calidez, paciencia y auténtico cariño—, sabía que lo justo era explicarse y aclarar las cosas. Su torpeza y sus inseguridades del pasado ya no eran excusas.
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Cinco minutos más tarde, Damian había desahogado todos los pensamientos que le abarrotaban la mente. Cuando ella lo escuchó todo, Nina se quedó allí de pie, atónita, necesitando un segundo para asimilarlo todo.
Así que… su personalidad había sido una de las razones por las que él había mantenido la distancia en el pasado.
«Lo siento…», dijo Damian en voz baja, confundiendo su silencio con enfado. Sintió un nudo en el pecho mientras la abrazaba. «Puedes hacer lo que quieras, pero, por favor, no me dejes».
Pero Nina no estaba enfadada, ni mucho menos. Con voz paciente y mirada seria, se explicó, queriendo evitar que él volviera a caer en ese tipo de malentendidos. «Claro, me llevo bien con mucha gente. Pero eso no significa que todos sean mis novios. Desde el principio hasta ahora, tú eres el único por el que he sentido algo. ¿Entendido?».
Damian lo entendió y asintió lentamente con sinceridad.
Nina lo abrazó. No le guardaba rencor. Si hubiera estado en su lugar, tal vez habría sentido lo mismo: los mismos miedos, las mismas dudas. Podía entender que fuera el miedo lo que le había llevado a ocultar sus sentimientos en primer lugar.
«Tonto», le dijo con cariño, dándole un golpecito en la frente con una sonrisa.
Damian aceptó la reprimenda, tan dulce y sencilla como era.
Y después de esa conversación, las cosas entre ellos cambiaron. Se volvieron más fáciles, más cálidas, más cercanas.
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