Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1719
✨ Nuevas novelas cada semana, y capítulos liberados/nuevos dos veces por semana.
💬 ¿Tienes una novela en mente? ¡Pídela en nuestra comunidad!
🌟 Únete a la comunidad de WhatsApp
📱 Para guardarnos en tus favoritos, toca el menú del navegador y selecciona “Añadir a la pantalla de inicio” (para dispositivos móviles).
Capítulo 1719:
🍙 🍙 🍙 🍙 🍙
En el bar, Nina pidió bastantes.
Al ver las botellas de licor fuerte alineadas, una mirada preocupada se apoderó del rostro de Aiken. «Dicen que ahogar las penas en alcohol solo empeora las cosas. ¿Quizás haya una forma mejor de desahogarse?».
«Esto está bien», dijo Nina, abriendo ya una botella. «No tienes que beber conmigo. Solo llama al tío Kristian cuando me desmaye».
«Está bien…», murmuró Aiken, sentándose a su lado.
Nina se bebió un vaso tras otro, sollozando entre sorbos como una chica con el corazón roto.
Después de tres botellas, se desplomó sobre la mesa y, con la voz entrecortada, lloró:
«¿Por qué no le gusto? ¿Por qué?».
«¿Nina?», dijo Aiken, preocupado.
«Me ha gustado durante tantos años»,
continuó Nina, ignorándolo mientras las lágrimas le corrían por las mejillas. «Pensaba… pensaba que quizá le gustaba un poco. Incluso me talló una figurita de madera cuando éramos niños. ¿Por qué no le gusto? No soy tan horrible», murmuró, con la lengua empezando a trabarse.
Al verla en ese estado, Aiken inmediatamente tomó su teléfono y llamó a Kristian para informarle de lo que había sucedido.
Después de recibir las instrucciones de Kristian, terminó la llamada.
«¿Qué hay de malo en mí?», murmuró Nina, sin dejar de beber mientras las lágrimas caían de sus pestañas.
Estaba hermosa, incluso en su estado devastado, y Aiken sintió una oleada de compasión.
Le quitó suavemente la botella de la mano y le habló con sinceridad. « Al Sr. Bryant le gustas».
Actualizaciones diarias en ɴσνє𝓁α𝓼4ƒ𝒶𝓷.ç♡m
«Mientes», espetó Nina, arrebatándole la botella mientras las lágrimas volvían a brotar de sus ojos.
«Me dijo directamente a la cara que no le gusto. Que me odia».
«Le gustas», repitió Aiken, pensando que ella estaba demasiado borracha para recordar nada. «Lo juro por todo lo que hay, le gustas».
Desde el pasado, hasta el presente, e incluso el futuro, el corazón de Damian siempre sería suyo.
Nina yacía desplomada sobre la mesa, inmóvil. La botella se le resbaló de las manos y rodó por el borde, rompiéndose en el suelo. Ella seguía llorando, con un aspecto desgarradoramente delicado.
«En realidad…», comenzó Aiken, vacilante.
Nina no respondió, manteniendo su impecable actuación.
Pensando que estaba demasiado afectada, con el corazón demasiado roto para detener las lágrimas, Aiken finalmente dejó escapar la verdad.
«Puede que te haya alejado por su enfermedad», admitió en voz baja, observándola con atención. «Tiene miedo de hacerte daño. Miedo de que te vayas si te enteras».
»
Nina se quedó paralizada. ¿Enfermedad? ¿Qué tipo de enfermedad no podía tratar ni siquiera Jacob?
«Estás molesta… pero él tampoco lo está pasando bien», añadió Aiken con un profundo suspiro. «No había ido a hacerse un chequeo en años, pero desde que tú regresaste, ha estado yendo regularmente».
Esas pocas palabras la conmovieron profundamente.
.
.
.