Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón - Capítulo 1663
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Capítulo 1663:
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Jasper estaba perdido. Quería decir algo más, pero Jerome ya se había levantado y se dirigía escaleras arriba. Antes de desaparecer en su habitación, dejó una instrucción. «No se lo digas».
Una vez solo, Jerome revisó sus antiguos registros de chat con Nina. Eran solo fragmentos de la vida cotidiana, pero incluso esas simples palabras le hacían sonreír. Aun así, la idea de que ella estuviera enamorada de otra persona le oprimía el pecho y le hacía sentir pesadez. Él fue quien la conoció primero. El que siempre había estado ahí, desde el principio. Pero el tiempo lo había cambiado todo.
Quizás Nina no era tan complicada. O tal vez simplemente no elegiría a alguien con quien había crecido para tener una relación. Para ella, Jerome, Jasper e incluso Nick encajaban automáticamente en la categoría de amigos para siempre. Naturalmente, eso no podía convertirse en nada romántico.
Después de refrescarse, Nina se dirigió a la habitación de Jesse y llamó a la puerta. Frente a su descarada hermanita, Jesse mantuvo una expresión serena en su ridículamente atractivo rostro. «¿Qué pasa?».
«Dentro de unos días, tengo pensado visitar Jeucwell». Nina se apoyó en el marco de la puerta, con su alta estatura irradiando la confianza de una mujer que conoce su valor. «Puede que no vuelva en un tiempo, así que tendrás que pasar más tiempo con mamá y papá».
«¿Vas a ver a Damian?», adivinó Jesse.
Nina le dedicó una sonrisa pícara. No hacía falta decir nada más: él tenía razón.
«Tengo pensado decirle lo que siento», admitió Nina, sin ocultarle nada a Jesse. «¿Cómo crees que debería hacerlo para que acepte en el acto?».
«Digas lo que digas, no te aceptará», respondió Jesse sin dudar.
Nina se sintió herida. Entró en su habitación y se dejó caer en su silla. —Haces que parezca que tu hermana no tiene ningún encanto.
—Si lo tuvieras, él habría respondido a tus mensajes, correos electrónicos y cartas escritas a mano desde el instituto —afirmó Jesse con franqueza—. Pero ¿qué pasó? Silencio total. Ni una sola respuesta. Y cuando volaste a Jeucwell después de graduarte, ni siquiera fue a verte.
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—Por eso precisamente necesito averiguar qué está pasando —dijo Nina con entusiasmo—. Ahora que he terminado la universidad y tú te encargas del negocio familiar, por fin tengo tiempo para resolver esto.
—¿De verdad te gusta tanto? —la voz de Jesse se volvió ligeramente más grave.
—No sé cuánto me gusta —admitió Nina. Aunque había tenido muchos admiradores, nunca había salido con nadie. —Pero quiero casarme con él. Jesse la miró fijamente.
Nina se dio cuenta. —¿Qué significa esa expresión?
—Si no recuerdo mal, cuando tenías cuatro años, también querías casarte con Jerome —dijo Jesse con un brillo malicioso en los ojos—. Creo que todavía tengo el vídeo guardado en mi ordenador. Nina se sintió mortificada.
Jesse insistió: «El hecho de que quieras a alguien en tu vida no significa que sea amor. Quizás estés proyectando en él tus sentimientos hacia los juguetes y los cachorros».
«Tengo veintitrés años», le recordó Nina con frialdad. «No tres».
Claro, a los tres años no habría sabido la diferencia. Pero ahora sí.
«¿No puedes enamorarte de otra persona?», refunfuñó Jesse, ligeramente parcial en sus afectos. «Jerome no es una mala opción: tiene éxito, es guapo y te trata bien».
«¿Estás loco?», espetó Nina, horrorizada.
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